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Un nuevo día se hacía presente y yo estaba en el área de entrenamiento de los caballeros, viendo como todos se enfrentaban al presumido de Joaquín, con el cual estoy muy molesta por que no me da atención.

-Tu novio es fuerte pero hasta el más fuerte debe entrenar, además se están preparando para ir a la batalla contra el imperio más poderoso de todos, los dragones.

Dijo el siempre fastidioso Draco, lanzandole piedritas a Joaquín para que pierda la concentra... ¡Joaquín no es mi novio!

Con fastidio, me acerqué a ellos, mientras los caballeros parecían más y más cansados por enfrentarse a Joaquín que sólo estaba serio, sin mostrar cansancio.

Pasando a lado de uno de ésos caballeros que estaba de rodillas, recuperando el aliento, le quite la espada, ignorando sí me dijo algo.

-Vamos chicos, sólo llevamos un poco más de dos horas, hasta Arnold que ya esta retirado de los combates puede soportar e...

Y antes de que siga hablando, me lancé contra él, siendo mi ataque repelido para verme con sorpresa.

-¿Luz? ¿Qué te pasa?

Ignorando su pregunta, continúe moviendo la espada con agilidad y fuerza, siendo mis ataques bloqueados, mientras todos los caballeros nos veían en shock.

Las chispas saltaban al nuestras espadas entrar en contacto y yo me enojaba cada vez más por no ser capaz de hacerlo retroceder.

Se supone que físicamente ya estoy bien, pero estoy lejos de alcanzar el nivel de este presumido.

Va a ir a la guerra contra los dragones, donde se encuentra el monstruo más peligroso que podría existir, el rey de los dragones, un lunático, enfermizo, astuto y para nada piadoso ser que era capaz de destruir un imperio entero como sí fuese un juego.

¡¿Por qué rayos no recuperó todas mis fuerzas mentales, espirituales o lo que sea que me da fuerzas para controlar a los monstruos?!

Sí fuese así, podría poner de rodillas a todos los monstruos con sólo pensarlo, pero ahora difícilmente controló a un dragón con sus poderes reducidos, perdiendo varias veces el control sobre él quien aún así sigue a mi lado.

Era tan frustrante ser débil y era aún mucho más frustrante tener el poder para tener la victoria sin necesidad de que sangre sea derramada, pero no poder usarlo.

Desviando un ataque de mi espada y aprovechando que mi brazo se movió, Joaquín se acercó a mi, cortó la distancia entre ambos y me agarró de los hombros.

-Luz, ya calmate.
Te aseguro que todos volveremos; no me pasará nada a mi ni a nadie de aquí.

Al decirme éso, volví un poco en mí y miré a los lados, viendo como todos me veían preocupados y empuje a Joaquín antes de irme.

¿Cómo se supone que no estaré preocupada?

Todos eran fuertes pero ninguno de ellos era invencible, ninguno es inmortal.
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La noche había llegado y todo el día me la pase alejada del resto, estando ahora en la oficina de ése tipo sin corazón, el caballero negro, quien me veía preocupado.

Definitivamente no hay nada que sea capaz de hacer para calmar mi enojó y mi negación a que se vaya a ésa guerra.

Cuando Luz toma una decisión, nada la hace cambiar de parecer, ni el hombre más fuerte de todos.

-Un regaló, para ti.

Y ése tipo tan bondadoso que me gusta tanto a pesar de ser un presumido, me mostró una conejita blanca de peluche, con un lindo vestido puesto.

¡Una novia para el control bigotes, el peluche soltero más codiciado de todos!

Con emoción, me acerqué a gran velocidad y le quite mi nuevo peluche para darle un abrazo.

Pueden verme infantil pero no me importa, prácticamente mi infancia fue sufrimiento, muertes, luchas y silencio de miedo, así que ahora, cualquier cosa que puede ser para una niña pequeña, la quiero por que es tener una pequeña parte de la infancia que no pude tener.

Bueno, hora de ir a hacer que ése codiciado tirano del coronel bigotes, tenga novia.

Me di media vuelta, lista para irme y...

-Luz...

¿Ahora qué quiere? ¿No ve que quiero presentarle al temible coronel bigotes a su novia?

Voltee a verlo y abrí mis ojos al máximo al tenerlo delante de mi, antes de acercar una de sus manos y apoyarla sobre mi cabeza, haciendo que mi rostro se sienta caliente y mi cuerpo se estremezca.

¡¿Qué cree que está haciendo?!

¡Ya tienes mi permiso para irte a hacer de bárbaro, así que no te pases de listo!

-Me gustas.

...

...

¿Él qué?

Con incredulidad, quedé mirando a ése hombre que era llamado como el más fuerte de todos, apenado y algo sonrojado, pero no tanto como yo.

Yo... le gusto a Joaquín, es algo mutuo.

Sonreí de manera rara, con mis labios temblorosos los cuales abrí levemente para darle una respuesta y antes de lograrlo, me miró con seriedad y me saco la lengua.

-Día de los inocentes, tonta.
Esta es mi venganza por todas las que me hiciste.

¿Qué?

-La gran Luz, la mujer que no parece inmutarse con nada de tan valiente que es, se sonrojo de manera taaan adorable y no pudo contener su sonrisa por una declaración.

¡¿QUÉ?!

Apretando mis dientes con enojó, me acerqué roja del enojó y lo siguiente que se oyó fue un fuerte ruido al acariciar mi puño su rostro, tumbadolo al suelo.

¡Ah! Tonto, idiota, imbécil, te afeitare la cabeza mientras duermes.

Mientras Luz se iba tras azotar la puerta, Joaquín que estaba acostado en el suelo, vio como su amigo Deimos apareció y lo miró con seriedad.

-Hoy no es el día de los inocentes.- dijo Deimos, mucho más serio que de costumbre.

El hombre en el suelo sonrió y cubrió su rostro con su brazo.

¿Desde cuándo lo estaba viendo su amigo que no se dio cuenta?

-Hasta yo puedo ser un cobarde aveces, ¿no?- preguntó mientras su amigo desaparecía, agotado por lo que acababa de suceder.

Por el momento y por el bien de Luz, es mejor que las cosas entre ella y Joaquín se mantengan como están, aunque debía admitir, que nunca tuvo su corazón tan acelerado como hace un momento.

Mientras que afuera de la oficina, Nina estaba recostada sobre la pared, con la mirada gacha y el ceño fruncido.

Luz no la vio ya que estaba de malhumor pero estuvo todo el tiempo en ése lugar, oyendo todo y sabía muy bien que Joaquín no haría una broma como ésa.

Ya va siendo hora de que tomé cartas en el asunto, por el bien de Luz.

El caballero negro no tenía derecho a amar ni ser amado, sólo debía ser fuerte y temido, como siempre lo fue.

Continuará...
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¡Hola!

Joaquín se lo buscó esta vez, así que Luz tenía derecho a golpearlo, ¿no?

Como también actualice "la hija del lobo feroz", hace un rato, me hice la pregunta de ¿y sí Luz tiene que cuidar a Esmeralda?
¿Quién creen que influirá en la otra, la inocente Esmeralda o la aspirante a dictadora, Luz?

Espero que les haya gustado el capítulo.

Gracias por su tiempo.

Volveré...

La luz del castilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora