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Luego de aclarar los malos entendidos y pasar una noche en la choza de don colmillitos, todos nos encontramos ante ése tipo que se hace llamar rey, listos para volver a mi castillo.

-Me disculpo por los inconvenientes, caballero negro.

Le dijo ése tipo a Joaquín quien en su mirada no reflejaba enojó ni odio hacía ése tipo.

¿A poco todo le da igual?

-No es a mi a quien le debe decir éso.

Con atrevimiento, Joaquín apoyo una mano sobre mi hombro, haciendo que ése "hombre", me vea con desprecio.

Lo que tu desprecias, muchos codician y sólo uno puede tener.

-Eres afortunada, pequeña.

Fue todo lo que me dijo antes de darme la espalda y retirarse, protegido por sus guardias, los cuales todos eran monstruos a los que yo podía controlar.

El afortunado eres tu, la próxima vez que nos veamos, sólo lo haré yo.
La próxima vez veré tu cabeza en una bandeja de plata y me quedaré con el trono.

Vive tus últimos días en paz, falso rey, porque los monstruos anhelan tu cadáver desde ya.

Sólo porque Joaquín me lo pidió, tendré un poco más de paciencia contigo, falso rey que genera discordia en el mundo y manipuló a monstruos para que hagan maldades.
.

.
Ya hace media hora que Joaquín, Luz, Deimos y Herald, salieron del reinó Pradera Celestial, y Luz compartía caballo con el caballero negro, que iba bostezando mientras su compañera de viaje, dormía tranquilamente.

-¿Por qué luces con tanto sueño?- pregunto Herald.

Joaquín respetaba demasiado su hora de sueño, así que era raro verlo tan cansado en la mañana.

-Por... por nada.- respondió el de cabello castaño, mirando a Luz.

Su amigo lo imitó y puso cara de disgusto.

-¿Cómo es que puede dormir tan tranquilamente encima de un caballo?- pregunto el rubio.

Había veces que teniendo sueño, le era difícil dormir hasta en la cama, pero ésa chica duerme tranquilamente mientras monta a caballo.

Envidia pura, total y completa envidia pura.

-Gracias por la ayuda Deimos... a ambos.- exclamó Joaquín, mirando a sus amigos.

Aún cuando muchos se alejaban por tenerle miedo, por verlo como a un monstruo, sus amigos siempre estaban cuando los necesitaba.

Estaba realmente agradecido de haber conocido a ésos dos.

-Para éso son los amigos.- dijo Herald, con una sonrisa.

Podía tener responsables como príncipe y próximo rey que estaba por casarse, pero nunca abandonaría a su amigo sí lo necesita.

-Sólo lo hice o la princesa Candy se pondría triste.- dijo Deimos, con seriedad y su mirada al frente.

La princesa Candy tenía pésimo gusto con sus amistades como para ser amiga de Luz, pero como caballero, respetaba lo que ella decida.

-No te acerques a mi prima.- dijo el ojiazul con una sonrisa amable pero realmente era muy serio.

-¡Pudrete!- gritó el mitad vampiro.

Que quedé claro, su amigo es Joaquín, no Herald.

-Dejen dormir.- dijo Luz entre sueño, acomodandose en el caballo.

La luz del castilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora