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Abrí mis ojos y vi descender bolas de fuego, desintegradolas todas Joaquín con un sólo movimiento de su espada enfundada, estando Herald a nuestro lado, montando su caballo y cuidando el de Deimos que no sé donde se metió.

Primero que nada, fanfarrón, y segundo, ¡¿qué rayos estaba pasando?!

Sólo me domri por un momento y éstos tres ya se meten en otra pelea, ¡¿qué no saben hacer otra cosa?!

De pronto, las bolas de fuegos se detuvieron y un agotado Deimos cayó cerca nuestro, dolido.

-Cuiden a Luz.

Joaquín dio ésa orden y se fue corriendo hacía adelante, donde una gran nube de humo cubría la vista gracias a las bolas de fuego que al parecer algunas dieron en la tierra.

Un par de ojos brillaron entre ése humo y pronto perdí a Joaquín de vista.

El ruido de su espada, los rugidos monstruos y el suelo levemente temblando fueron percibidos por mí.

Sólo había un monstruo capaz de ser tan molestó y atreverse a atacar, estando yo presenté.

Me baje del caballo y me acerqué corriendo, adentrandome a la nube de humo que casi me hizo toser y vi como un inmenso dragón sin alas, caía al suelo, adquiriendo forma humana, quedando un hombre de cabello pelirrojo, ojos rojos y con sólo su ojo derecho, tirado en el suelo mientras Joaquín levantaba su espada para acabar con él.

-Alto.

Ordene, haciendo que Joaquín se detenga en el último momento y me voltee a ver con seriedad, mientras el agotado dragón con forma humana, me veía con una sonrisa forzada.

-Éso es, mi reina, controla a tu perro guardián como a todos nosotros y quédate conmigo.

Ésa voz, ésa maldita voz que tanto tiempo me atormento cuando era niña y recientemente en mis pensamientos, era más irritante en persona.

-Luz, esté tipo es el rey de los dragones.
Un día llegará el momento en el que yo ya no pueda luchar como ahora, así que sí no lo eliminó ahora mismo, nadie lo podrá hacer.

¿Y crees qué no sé éso?

El rey de los dragones, un monstruo que en el pasado era capaz de desobedecer mis ordenes, un verdadero dolor de cabeza que puede destruir la humanidad entera en menos de un mes sí le da la gana, estaba derrotado ante nosotros.

Lo bueno es que ahora ya no soy una niña, soy una adulta y soy mucho más fuerte que antes... y al parecer Joaquín lo puede vencer por el momento.

Acercandome a ellos, me puse de cuclillas y vi a ése monstruo cruel que no podía ser derrotado por nadie, para luego ver al tonto rey dragón con forma humana que me veía con una sonrisa en su rostro pero reflejando odio en su mirada.

-No hagas más maldades.

Le ordene y vi en su mirada odio, pero sabía que no era capaz de desobedecerme, ya no.

Puede ser raro pero tengo el presentimiento de que algo grande se avecina, después de todo, en esta época existimos y nos encontramos el rey de los dragones, un monstruo capaz de acabar con la humanidad y todo ser vivo y una controladora de monstruos.

Joaquín al darse cuenta de que ya no era necesario luchar, envaino su espada y se alejó de ése frustrado rey dragón, con mirada algo dudosa.

No todo, pero sé algunas de las maldades que hizo ése dragon, así que entiendo como se siente Joaquín al ser detenido.

Al acercarse a mí, me extendió la mano para ayudarme a poner de pie, cosa a la que accedí.

-Las cosas ya no son como antes, ya no es necesario que monstruos y humanos sean enemigos, ya no con nosotros tres.

Dije mientras veía una última vez al derrotado rey dragón, viendo como parecía reflexionar y yo regresaba con Joaquín, donde estaba nuestro caballo.

Espero sólo sea un mal presentimiento mío y que nada malo suceda, que Joaquín y yo podamos tener la vida tranquila y en paz que soñamos cuando éramos niños, pero conozco nuestra maldición por ser quienes somos, una maldición que nos acompañará hasta después de nuestra muerte.
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Luego de casi un agotador día de viaje, nuevamente estaba de regreso en mi castillo y ante mi estaba Nina, recibiendome con nervios.

-Señorita, yo...

Apartando la mirada, guardó silencio y yo di un suspiro profundo antes de agarrarle de las manos y mostrarle una gran sonrisa, demostrando no estar enojada ni nada.

Para mi ella es como una madre, una madre que nunca tuve y siempre quise, así que no la puedo odiar por un error que cualquiera puede cometer.

-Lo siento, hice algo muy malo y la puse en peligro.

Se disculpo mientras sus ojos lagrimeaban y ahora yo me puse nerviosa.

¡No soy buena lidiando con mujeres mayores que lloran!

No hace falta que te disculpes, Nina, además, ¿yo en peligro?
Buen chiste.

-Nina.

Oiamos la voz de Joaquín y Nina lo miró con alivio, de una manera diferente.

Quizás, en el fondo yo siempre supe que Nina odiaba a Joaquín, pero fingia no hacerlo por querer que las dos personas más importante para mi se lleven bien.

-Señor, gracias por traer a la señorita sana y sal...

Antes de que Nina terminé de hablar, el muy desgraciado de Joaquín rodeó mi cintura con su brazo y me acercó a él, dándome un beso en los labios para luego ver a Nina con seriedad.

-Luz y yo nos amamos, respeta nuestra decisión, por favor.

Al decir éso Joaquín, se fue tan rápido como vino, dejando a Nina con la boca abierta y a mí con mi rostro rojo de la vergüenza y del enojo.

¡Juró que me vengare por tal atrevimiento, cara de papa!

-S... señorita Luz... yo... ustedes...

En ése momento Nina lucía tan confundida y a la vez con ganas de agarrar una espada e ir tras el tonto, así que decidí decir algo muy vergonzoso para evitarlo y estar en lo que resta del día, en paz.

-Sí, quiero estar el resto de mi vida con él, pero no se lo digas o se le subirá a la cabeza.

Dije mientras hacía lo posible para no ver directamente a Nina a los ojos.

¡Ah! Fue más vergonzoso de lo que creía.

¡Tierra, tragame!

-¡¿Acaba de hablar?!

Por favor, gente, ¿por qué se siguen sorprendiendo?

El hecho de que no hablaba no significaba que no podía hacerlo, simplemente no quería o me buscarían conversación para saber más de mí, y a pesar de que me amo, odio hablar de mí y mi pasado.

Bueno, al fín estoy de regreso en mi castillo...

¿Dónde estará mi lagartija mascota que no fue a buscarme?

Tengo que hablar severamente con él por no detener a Joaquín cuando le dije específicamente que lo detenga sí quería ir a buscarme.

Continuará...
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¡Hola!

Está historia sería tan seria sí no fuese contada desde el punto de vista de Luz.

Espero que les haya gustado el capítulo.

Gracias por su tiempo.

Volveré...

La luz del castilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora