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La noche llegó con rapidez y como estábamos lejos de casa, decidimos ir a pasar la noche en el castillo bastante abandonado de hecho, de Deimos.

Ahora Joaquín, mi "marido" y yo, compartimos habitación para apartar la mirada del supuesto rey, y ahora tenemos una charla civilizada.

-¡Por favor, baja ésa espada!

¡¿En verdad crees qué haré tal cosa?!

¡Sé un hombre y deja que te quite la cabeza con el filo de mi espada!

Con gran habilidad y osadía, Joaquín esquivó mi ataque para luego acercarse a mi y abrazarme, impidiendome que ne mueva.

-¡¿Al menos me podrías decir por qué me quieres matar y destruir un reinó?!

Además me grita, ya acepta tu muerte, hombre.

Dándole un empujón suave con mi codo para que me suelte, retrocedió algo ahogado el muy nena mientras yo me acercaba a la cama, donde estaba la mochila con suministros que traje a éste vieja, la abrí y busque ésos papeles que había encontrado en su oficina, me acerqué y se lo di de mala gana.

Él agarró ésos papeles con cara de confusión, como sí nueva en su vida los hubiese visto.

De acuerdo, es muy buen actor o en verdad aquí sucede algo.

-Yo no recibí éstos papeles, yo...

Quedó en silencio, como sí se diece cuenta de algo y dio un suspiro con frustración.

Bien, éso me decía que él no tenía nada que ver con ésos papeles.

¿Quién le tendió una trampa para que yo lo odié y lo quiera eliminar?

-Ya entiendo lo que sucede, fue ésa mujer.

¿Qué mujer?

¡Habla bien hombre que yo no leo la mente!

Acercándose a la cama, dejo ésos papeles y luego volteó a verme.

-Antes que nada, deja ésa espada, por favor.

Sí... no haré éso, don traidor.
Todavía no me explicas nada y me dejas con las dudas.

-Quienes atacaron tu aldea no fueron del reino Pradera Celestial pero sí monstruos, dragones que me hice cargo de eliminar en su mayoría luego asegurarme de que estés a salvó, Quince.

Oí como me llamó y me estremeci para verlo con sorpresa.

Una cosa fue aclarada y ahora quizás estoy más enojada por que se hizo cargo de los culpables él, en lugar de dejarme tomar venganza a mí, pero ahora mi curiosidad era saber cómo sabía mi verdadero nombre... o numeración, mejor dicho.

-Posiblemente quieras una explicación por llamarte así ya varias veces, ¿verdad?

Totalmente, porque dudo que don colmillitos te dijese mi nombre cuando hablé para todos los monstruos... creó.

-Creí que te darías cuenta sola pero me equivoque.

Acercándose a mí con una de sus bobas sonrisas, preparé mi espada para atacar pero se detuvo y sonrió más ampliamente.

-Sé que me pediste que te olvidé, que no te busque, que al crecer forme una familia felíz y viva en paz, pero ambos sabíamos que no lo iba a hacer, después de todo, siempre fuiste una luz para mis ojos, gran y fastidiosa Quince.

Al oír tales palabras, dejé caer la espada al suelo, en shock.

Hace tiempo, en la guardería donde se buscaba crear al guerrero perfecto, yo tuve un amigo con el que tenía que soportar todos los dolores de los experimentos pero siempre buscábamos sonreír al final del día, por tenernos el uno al otro.
Un día hicimos una tonta promesa infantil de crecer, casarnos y vivir una vida juntos, pero el día en que el rey de los dragones nos atacó por provocaciones mías, le dije a ése niño que se olvidé de mi, mientras era llevado por un monstruo al que le ordene que se lo llevé, mientras yo huía del rey dragón del cual casi no podía tomar control en ése entonces.

Ése día sobreviví por milagro y creí que no lo volvería a él, pero me equivoque, aquí estaba, igual de terco que siempre.

-¿Díez?

Pregunté, acercandome lentamente y levantado mi mano derecha para apoyarla en la mejilla de Joaquín quien sonrió de manera dulce.

-No hubo un sólo día o noche que no pensará en ti.

Es él... ¡es él!

Ya dejando de contenerme, recordando nuestra infancia, recordando que nuevamente me gustó de verdad, salté sobre él, lo abracé y le di un beso en los labios, sintiendo mis ojos lagrimear.

Creí que cometí un error y todos murieron aquel día, pero no, aquí tengo a mi tonto favorito, en mis brazos.

Separando mis labios de los de él, lo vi exageradamente rígido y le sonreí con burla.

Pobrecito, aún es muy inocente y no se esperaba éso.

-E... ¿entonces éso significa que no tengo que anular ése documento que te hice firmar?

Rodando los ojos, le volví a dar un beso en los labios mientras el me abrazaba con algo de miedo.

No puedo creer que hace sólo un par de horas lo quería matar y ahora lo estoy besando y no lo quiero dejar ir de mi lado, no otra vez.

Separadome y volviendo a apoyar mis pies en el suelo, le sonreí de manera alegré mientras veía como él tenía su rostro rojo.

No quiero imaginar el mío, así que fingire que yo tengo mi rostro normal.

-Supongo que éso quiere decir que no.
Me alegra saber que sigues siendo la misma de siempre.

¿La misma de siempre?

Pobrecito de mi Joaquín, el muy tontito no se da cuenta que yo ya no soy su inocente y amable amiga de la infancia, Quince, ahora soy Luz, la poderosa mujer que controla a los monstruos con sólo su voz.

Está noche, no vamos a dormir, je je je je je.

-Supongo que tienes curiosidad de saber todo lo que pasé hasta ahora, ¿verdad?

La verdad, no, pero ahora que lo mencionas, me da curiosidad.

-Es algo tarde pero... creo que podemos ponernos al día, ¿no?

Luego de éso, me contó todas las aventuras que vivió luego de que nos separamos y como fue que Nina le guardaba un gran resentimiento, diciéndole yo al final mi historia con la simple síntesis de "fue complicada pero divertida", para luego... irnos a dormir.

Quizás no tengamos una historia de amor de cuentos de hadas, pero tenemos un amor que lleva floreciendo desde nuestra infancia, en medio de mucho dolor que tuvimos que soportar.

Ahora ya estoy completamente recuerda, así que ya no hace falta que él luché sólo ni me proteja, yo lucharé todas las batallas y guerras que se avecinen, a su lado, como su igual.

Continuará...
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¡Hola!

Y así, Joaquín y Luz luego de hablar jugaron... cartas, toda la noche.

Espero que les haya gustado el capítulo.

Gracias por su tiempo.

Volveré...

La luz del castilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora