¿Cigarros?

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Intercambiamos una sonrisa recordando la primera fiesta a la que fuimos juntos.

-¡Val! -un chillido nos hizo girar.

Junto a nosotros se sentó una chica de pelo negro. Con una mirada me resultó obvio que ella no era tan tranquilita aunque sí era guapa.

-Úrsula -sonrió Valerie acercándose a saludarla.

Otro chico no tardó en unirse tambaleándose un poquitín y estuvimos conversando un rato hasta que llegó un chico con pinta de "perfectito". Además de estar vestido más elegantemente de la cuenta... Un poco más y se habría puesto terno. Contuve a duras penas una ojeada reprobatoria. El chico se acercó a Valerie, le tendió una mano y la invitó a bailar. En ese momento le presté más atención al recién llegado. Grabé rápidamente su rostro en mi mente: ojos azules, piel clara, cejas no muy pobladas, labios delgados, nariz ligeramente torcida... me sonreí pensando en que podría quitar ese "ligeramente" de un puñetazo y volverlo un "totalmente" si se metía con mi chica. Valerie me lanzó una mirada nerviosa y sonrió cuando asentí muy levemente. No me importaba que bailara con todos sus amigos, siempre y cuando estos supieran controlar sus ojos y sus manos. Los miré alejarse. Con orgullo comprobé que ella y yo bailábamos mucho mejor juntos. De vez en cuando, sin que el chico se diera cuenta, me lanzaba miraditas coquetas o me mandaba besos volados.

-Hey, ¿quieres un cigarro? -me ofreció, sacándome de mis pensamientos la chica de pelo oscuro... Úrsula...

-¿Uh? -me giré hacia ella distraído.

Ella ya le estaba dando un par de pitadas a uno y me tendió otro.

-Solo unito -se encogió de hombros -y solo si te provoca, claro -añadió con una sonrisa.

Sin darme mucha cuenta, lo tomé entre mis dedos, reconociendo la familiar sensación y acepté el fuego que ella me ofrecía con su encendedor. La vi dar otro par de pitadas y el olor del humo nos envolvió. Estaba llevándome mi cigarro ya a los labios cuando alguien me lo quitó. Me volteé sorprendido para encontrarme con Valerie que me miraba alzando una ceja. Mierda. La apuesta. Por un instante lo había olvidado todo. Mierda, mierda, mierda. Cuando volví a levantar los ojos me encontré con que me sonreí coquetamente y para mi sorpresa, llevaba el cigarro sujeto con gran naturalidad. Quizás hasta demasiada naturalidad...

-Si quiera déjame apagarlo -le dije sintiéndome increíblemente culpable -no lo malogres, puede servir para otra persona.

-¿Quién ha dicho que pienso desperdiciarlo? -inquirió juguetona.

Se alejó ligeramente del grupo y parándome de un salto no dudé en seguirla. ¿Qué demonios? De espaldas me pareció que se llevaba el cigarro a los labios. ¡¿Qué?! ¡No! ¡Eso estaba mal! ¡Ella no fuma!

-¿A qué diablos estás jugando? -gruñí al darle el alcance.

Ella me miró directamente a los ojos y con un suave movimiento de dedos hizo que la colilla sobrante cayera.

-A nada -susurró.

-Tú no fumas -insistí.

-¿Por qué no? -me retó.

Tenía que admitir que se veía increíblemente sexy en esa pose. Pero simplemente la situación estaba mal. Muy mal. No me gustaba nadita.

-Esto no es un juego, Valerie, basta.

-Si tú puedes fumar ¿por qué yo no?

-Porque sino ya no serías la chica de la que me enamoré, ni serías mi angelito -susurré frunciendo el ceño verdaderamente fastidiado.

Sus ojos se abrieron sorprendidos y bajó la mano en la que llevaba el cigarro aunque me esquivó cuando intenté quitárselo una vez más.

-Apágalo y baila conmigo -le pedí en un murmuro.

Asintió muy suavemente e hizo lo que le había indicado.

-¿Qué fue todo eso? ¿Qué intentabas probar? -le pregunté cuando nos encaminábamos al tabladillo.

-No sé -se encogió de hombros y me dedicó una tierna sonrisa.

-Me diste un buen susto.

-¿No te gustaría que fume?

Nos paramos frente a frente casi en medio de la pista. Recordé la presión que había sentido en el pecho, la desesperación repentina y hasta cierta angustia. Simplemente todos mis sentidos me habían gritado en contra de eso. No solo porque sabía que ella no era así sino también como una especie de alarma ante el peligro, consciente de que le haría daño. Creo que empezaba a entender el sentido de todo esto. Mentalmente me preparé para oírla decir "así me siento yo contigo" o "eso siento cada vez que fumas" o algo por el estilo pero ella solo sonrió y me abrazó del cuello.

-No, no me gustaría -murmuré.

Ella asintió.

-Casi lo hago en serio por un instante... tengo que admitir que fue divertido a su manera...

Le lancé una mirada ligeramente fastidiada a la que respondió con una sonrisa.

-No lo haré -me aseguró en un susurro.

Agradecí mentalmente esas palabras. La tomé de la mano y la hice dar una vuelta.

-Ven, vamos a enseñarles a todos como se baila -le dije pegándola contra mí.

Ella soltó una carcajada y acarició mi cabello enterrando sus dedos en él a la altura de mi nuca.

-Algunos lo necesitan urgente -susurró pegando sus labios a mi oído antes de rodearme moviéndose seductoramente.

La hice girar nuevamente pero esta vez le di varias vueltas antes de tomarla en mis brazos para asegurarme de que no perdiera el equilibrio. Juntos nos movimos al ritmo de la música y por un instante pareció que no hubiera nadie más a nuestro alrededor.

-Mañana te vas a tener que portar muy bien para que te perdone el casi-error de hoy -me advirtió de pronto Valerie.

Sentí un escalofrío recorrerme por la espina dorsal.

-Prometido, angelito -atiné a decir.

Ella sonrió con mi respuesta y se empinó para besarme.

The Real Bad Boy (PUBLICADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora