Amanecer junto al mar

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-¡Corre! ¡Ni se te ocurra parar! -le di un suave empujón en la espalda impulsándola hacia adelante, animándola a no detenerse.

Valerie casi tropezó en la arena y me apuré a sujetarla del codo sin dejar de correr. Por suerte estábamos cerca a la orilla de manera que la arena era más firme y nos facilitaba la huida. Lanzando una rápida mirada hacia atrás vi que Hernán no estaba tan lejos de alcanzarnos, pero la que tenía una mirada asesina era Mónica. La mitad de su cabello estaba pegosteado en una cremosa espuma.

-¡Todo es tu culpa! -me reprendió mi novia respirando entrecortadamente.

-¡Solo no te detengas! -reí divertido mirando de nuevo hacia atrás.

Me giré en el momento en el que Hernán saltaba hacia mí para hacerme un placaje, mismo jugador de rugby. No tuve tiempo ni de cubrirme y ambos rodamos por la arena. Valerie soltó un chillido y se detuvo para intentar ayudarme.

-Sé que no es tu culpa, linda -le dijo a ella rápidamente antes de volver a centrar su atención en mí -A ti te voy a matar ¡Eres un imbécil!

Yo solo podía reír a carcajadas. Esto había resultado mejor de lo esperado. Valerie soltó otro grito como advirtiéndonos de algo, pero antes de que ninguno de los dos pudiera reaccionar una ola nos pasó por encima revolcándonos. Casi trago agua de tanto reír. Medio tambaleándonos intentamos pararnos, empujando al otro cuando empezaba a lograrlo o poniéndole una zancadilla.

-¡De mí no te salvas! -oí otro grito y en ese momento vi a Mónica que se lanzaba tratando de contener la risa sobre Valerie quien soltó otro chillido sin retener las carcajadas.

Riendo y escapando de Hernán me apuré y alcé a Mónica de la cintura en un intento de evitar que llegue a Valerie pero no logré evitar que le esparciera crema en el pelo.

-¡Suéltame! -mi amiga pataleó en el aire uniéndose a las risas -¡Estás empapado! ¡Hace frío! ¡Y aún no acabo con ella! ¡Luego vas tú!

En cuanto oí sus palabras empecé a adentrarme en el mar. Por un segundo dejó de forcejar antes de empezar a sacudirse con más fuerza.

-¿Qué haces? ¡No! ¡Loco! ¡Suéltame!

-¿Segura? -reí.

Valerie y Hernán burlándose de la escena se habían acercado un poco. De pronto oí como un par de personas se acercaban a toda velocidad, corriendo y salpicando agua por todos lados y al girarme, aún cargando a Mónica, vi que Javier intentaba atrapar a Valerie mientras Tomás se abalanzaba sobre Hernán. Riendo me dejé caer de espaldas sobre la ola que venía, obligando a Mónica a zambullirse conmigo. Bajo el agua me cayó un manotazo en la cara y tuve que forzarme a no reír para evitar perder el aire. Me sonreí con la idea de darles un susto. Dejé ir a Mónica y me mantuve zambullido rogando que la neblina que aún no había terminado de disiparse  y el mismo color del mar me ocultaran. Di unas cuantas brazadas calculando más o menos dónde estarían Valerie y Hernán antes de abrir muy ligeramente los ojos solo por unos segundos. No tardé en distinguir sus piernas. Aguantando un poco más la respiración, tomé de una a mi novia de los tobillos y la jalé bajo la superficie. Su grito sonó incluso a través del agua. Cuando salí a respirar recibí un buen empujón.

-¡Bestia! ¡Casi me matas del susto!

-¡A todos! -Hernán apoyó a Valerie quien, tras la sorpresa y los nervios empezó a reír hasta relajarse.

Al fijarme bien, noté que solo habíamos quedado los cuatro jugueteando en el agua. Los demás se habían ido.

-¿Les dio frío? -pregunté.

-Me imagino que habrán ido a atacar el desayuno -Mónica se encogió de hombros.

-¿Vamos?

-Aún no me vengo de ti -mi amiga me lanzó una mirada amenazante mientras luchaba con la comisura de sus labios para que no la traicionaran volviéndose una sonrisa.

The Real Bad Boy (PUBLICADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora