Parada final

113K 6.9K 510
                                    

Sonreí con satisfacción cuando la señora sacó de la plancha de freír mi hamburguesa y el huevo frito y los colocó dentro del pan calentito. Solo verlo se me hacía agua la boca.

Habíamos descubierto ese sitio la noche anterior buscando un lugar dónde cenar porque el hostal solo daba desayunos. Todos habíamos quedado fascinados y nadie se había opuesto a regresar la noche siguiente.

Me costó mucho no comerme la hamburguesa antes de llegar a la mesa. La mezcla ni se me habría pasado por la cabeza, pero no dudé en aceptar en cuanto la señora me lo propuso. Valerie me imitó con curiosidad.

-Mañana salimos a primera hora -me dijo Hernán en lo que yo me sentaba junto a mi novia.

Asentí dándole un mordisco a mi deliciosa cena. Maravillosa.

-¿Ya tienen todo listo? -preguntó mi hermano.

Al instante sentí la mirada acusadora de Valerie. Apurándome en tragar para contestar oí la respuesta de Tomás que fue como si me hubiera leído la mente:

-No, pero la hacemos en dos minutos.

-Hazla bien, por favor -me susurró mi novia.

-¿Me parece oír disturbios en el paraíso? -bromeó Melanie que estaba sentada delante nuestro antes de que pudiera quejarme.

-Te parece -le guiñé un ojo.

No mucho después regresamos al hostal, en teoría con el plan de irnos a dormir temprano para descansar. En ese plan todos fuimos a lavarnos los dientes y hasta destendimos las camas, abriéndolas como para ir a dormir. Al final, de una manera u otra terminamos dispersándonos por ahí. Hernán y Melanie probablemente terminaron metiéndose en algún rincón (y muy posiblemente me habrían matado de haberme oído decir eso), Tamara y Mónica insistieron en que querían meterse en la piscina y no dudo que los demás chicos las siguieron y Valerie y yo acabamos en el cuarto de las chicas, conmigo viéndola armar sus maletas.

-Si quieres te ayudo -bromeé.

-¿A qué? ¿A desordenar, arrugar o quieres mirar mi talla de sostén? -contestó burlona.

-No necesito verla para saber -le dije sonriendo engreídamente, apoyándome en mis brazos mientras ella iba de un lado a otro ordenando todo.

-¿Cómo? -rió incrédula.

-¿Quieres que te la diga? Te apuesto que acierto.

-No hay forma -se giró encarándome.

Se había sonrojado ligeramente aunque en sus ojos era obvia la curiosidad.

-¿Qué dirías que es más difícil de determinar? ¿El tamaño de copa o el de contorno? -pregunté divertido.

-Contorno.

-Treinta y cuatro -contesté con una sonrisa triunfal que no perdía lo burlona.

-Imposible -sus ojos se abrieron sorprendidos.

Me encogí de hombros sonriente.

-¿Has cogido mi ropa? -me preguntó.

-Sabes que no.

-Entonces... ¿Qué? ¿Cómo? -hizo una pausa -No. No respondas eso. Creo que prefiero no saber.

Empecé a reír a carcajadas.

-No lo sé de la forma que te estás imaginando, angelito. Puedes calmarte.

Su mirada me hizo reír aún más.

-Quiero confiar en eso -me dijo.

-Puedes estar tranquila -me acerqué y empecé a besarla en el cuello.

The Real Bad Boy (PUBLICADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora