Secreto

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-¿Me has traído aquí porque sí? -sonrió, traviesa.

Su expresión tenía algo de juguetona. Definitivamente había recuperado el color después del susto en casa de Mónica. Tras caminar unas cuantas cuadras habíamos terminado llegando a un parquecito.

-¿Quieres que juguemos a las chapadas acaso?

-Prefiero las escondidas -me siguió la broma con aire inocente.

-Ya te sientes mejor.

-¿Me estás preguntando o lo afirmas?

-Lo afirmo. Se te ve mejor. Bastante mejor. De paso, te doy la oportunidad de contradecirme si me he equivocado.

-No te equivocaste -su sonrisa tembló.

Me detuve prácticamente en seco y esperé a que ella lo hiciera y me encarara antes de hablar.

-¿Qué es lo que te asusta, angelito? ¿Qué es lo que tanto te preocupó? ¿Tan horrible será compartir cuarto conmigo? -sentí un sabor amargo al pronunciar esas palabras.

-¿Qué? No, no. No tiene nada que ver con compartir cuarto contigo. Ya lo hemos hecho antes. Tampoco es que la idea no me haga gracia  -se sonrojó ligeramente aunque su tono se mantuvo estable así como su expresión permaneció tranquila -Es solo que... el hecho que lo dijeran ellos... tan... así... tan a la ligera. Que sepan que vayamos a compartir cuarto... Además, eran cuartos de camas matrimoniales. No sé... me pone nerviosa que hablen de nosotros en una misma cama con tanta naturalidad. Se les hace tan fácil. Siento que aunque sea solo compartir el cuarto, es algo muy privado.

-La semana pasada cumplimos cinco meses, angelito. Para ellos... para mí, eso es muchísimo tiempo. Asumen que es de lo más normal. No han querido incomodarte ni meterse en tu intimidad, te lo aseguro -intenté mantenerme un poco al margen.

-Lo sé -dio un paso hacia mí -Sé que jamás lo habrían hecho con malas intenciones. Solo... me puse nerviosa.

-¿Te pone nerviosa que compartamos la cama? -alcé las cejas.

Una molestosa vocecita interior me dijo en tono burlón que había llegado "la hora de la verdad". La expresión de Valerie pasó de la sorpresa a la duda para llegar finalmente en una sonrisa tímida, no sin antes haber adoptado una forma nerviosa.

-Claro que no -bajó la mirada -Un poco, quizás, pero no para mal. Es solo que...

Había empezado a juguetear con sus dedos, mirándolos como si de pronto hubieran adquirido alguna particularidad especialmente interesante.

-Sabes que no te voy a forzar a nada que no quieras ¿verdad? -la tomé del mentón con suavidad, obligándola a mirarme.

Sus ojos, absolutamente cautivadores, se encontraron con los míos y parecieron olvidar sus nervios al instante.

-Sí. Lo sé. Lo que no sé... -nuevamente se calló aunque esta vez fue una pausa.

Por un instante sentí ver la luz al final del túnel.

-...es qué es lo que no quieres ¿o me equivoco? -intenté terminar su frase.

-Exacto.

-No tienes que decidirlo ahora.

Mi mente estaba en total desacuerdo con las palabras que habían salido de mi boca. ¡Quiero una maldita respuesta!  Rogué en silencio que mis propios sentimientos no se notaran.

-No voy a morir -le aseguré intentando bromear.

-Eso espero. Sino cualquier respuesta sería inútil -me guiñó un ojo.

The Real Bad Boy (PUBLICADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora