-Creo que aún tengo arena en mi boca -se quejó Tomás y todos reímos.
-Eso te pasa por tirarte de cara -se burló Tamara.
-¿Cómo esperabas que detuviera la bola sino?
-Tú eres bestia con ganas -rió Javier.
-¿Cuánto tardarán las chicas en volver? -preguntó Andrei mirando en la dirección en la que Valerie y Mónica se habían alejado.
Después del almuerzo, habían decidido ir a caminar por la playa para bajar la comida y de paso conocer. Ya llevaban más de una hora caminando.
-Qué sabré yo -me encogí de hombros.
-Probablemente bastante -sonrió Melanie -Valerie adora caminar y la playa y Mónica llevó su cámara.
-¿Por qué hablan tan fuerte? -se quejó Hernán que se cubría la cara del sol con su polo -¿Para qué hablan siquiera? Solo dicen puras cojudeces.
-Te dije que dar vueltas entre shot y shot no era buena idea -me burlé.
-Cállate -masculló levantando un poco la cabeza -Ni siquiera debería estar al sol. Creo que iré por una pastilla.
-Si no te importa, quisiera quedarme -susurró Melanie en teoría como para que solo él lo oyera pero yo estaba lo suficientemente cerca -no es como que te esté pidiendo permiso, pero no quiero que te molestes.
-Sabes que no me molesto, gordita -contestó él en el mismo tono bajo de voz.
Cuando se paró y fue claro que Melanie no lo seguiría, Javier se dispuso a acompañarlo.
No sé cuánto rato más tarde nos reunimos por fin todos de nuevo. Mónica y Valerie habían visto a un grupo por un hotel como a media hora de caminata del nuestro haciendo "banana" y llegaron totalmente dispuestas a convencernos de hacer lo mismo. Discutimos la idea un rato pero finalmente lograron que todos cediéramos. Poco después la lanchita nos estaba jalando en esa infernal cosa inflable que llaman banana. Todo muy divertido mientras aceleraba y daba vueltas. Todo increíble cuando giraba haciendo que pareciera que caeríamos. Incluso los chillidos de las chicas y los de Javier eran graciosos. El problema fue cuando el muy bestia de Tomás, pese a las indicaciones del chico de la lancha, se negó a soltarse en un intento de no caer. Por aferrarse, nos terminó pateando. La más dañada fue Tamara que de pronto no aparecía en la superficie. Tomás le había caído encima cuando por fin se había soltado y la había hundido aún más en el momento en el que ella salía a tomar aire. Me apuré en empujar a Tomás que no entendía nada de lo que había pasado y a sumergirme para ayudar a Tamara a salir más rápido por aire. Ella lo hizo medio atontada, sujetándose la cabeza. Por suerte, la cosa no pasó de un susto e incluso cuando Tamara se mostró entusiasta por subir de nuevo siempre y cuando no estuviera junto a Tomás y este se disculpó de todo corazón y hasta se ofreció ser su siervo durante una semana, me quedé medio intranquilo el resto del juego o como se llame. Con todo, lo disfruté bastante.
Al salir, el chico del yate nos dijo que nos iba a tirar cerca de la orilla y que tendríamos que nadar. Hicimos eso mismo. Las olas habían crecido bastante y el mar jalaba mientras intentábamos salir. Los chicos nos adelantamos y cuando miré hacia atrás, vi que una ola bastante grande se acercaba a las chicas. Melanie fue la primera en darse cuenta y junto a Valerie notaron al instante que no lograrían salir a tiempo. A gritos se pusieron de acuerdo en sumergirse. La ola pareció crecer un poco más. Nosotros nos habíamos quedado fríos, mirando.
-¡Quítense el chaleco! -gritó una de ellas.
Todas intentaron hacerlo a la loca, corriendo hacia la ola para evitar que les reventara encima. Por un segundo creí que Valerie no lograría hacerlo pero consiguió deshacerse del chaleco salvavidas con una sacudida de brazo y las cuatro se sumergieron casi simultáneamente en el agua. Dejaron pasar unas cuantas olas más antes de salir por fin, agotadas pero sonrientes. Ellas fueron las primeras en ir a cambiarse y ducharse mientras nosotros pedíamos un piqueo para comer mientras jugábamos fulbito de mano. Al final decidimos que nos iríamos todos a bañar. Nos encontramos con las chicas casi de camino. Tardamos bastante menos que ellas y estuvimos jugando buena parte de la tarde, apostando por los diferentes equipos.
ESTÁS LEYENDO
The Real Bad Boy (PUBLICADO)
Teen Fiction-Ni sueñes con que pasará el estúpido y típico cliché. -¡Pues me alegro! -¿Ah sí? A mí me parece que ya estás loquita por mí. -¡Loquitas tus neuronas! Tú eres el que sueña con el cliché. Bien que te mueres de ganas de que me enamore de ti. -Si quisi...