Yo nunca he...

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Tras pasar medio día en la playa, nos habíamos juntado en la terraza. Las chicas estaban aprovechando los últimos rayos de sol mientras nosotros tomábamos unas cervezas en la piscina. Hernán se apareció trayendo unas galletas y queso Philadelphia con paté. Le encantaba hacer el rol de anfitrión. Todos nos erguimos ante la perspectiva de comida y rápidamente se formó un círculo alrededor de los platos. Las chicas nos regañaron entre risas, tirándonos toallas para que nos secáramos y no mojáramos la comida. Andrei se acercó a Mónica, que había sido la que más fuertemente había protestado y la rodeó con sus brazos, abrazándola contra sí para mojarla. Todos reímos aunque yo pude notar algo especial en la mirada de Valerie. Con un gesto le pregunté qué ocurría y ella me dio a entender que no era nada importante pero que lo hablaríamos luego.

-Bueno, Hernancito -solo Tamara era capaz de poner esos apodos -la tarde ha estado espectacular pero ¿qué nos tienes preparado para esta noche?

-Está bien que sean mis invitados, pero ya les toca aportar ah -respondió él.

-Vamos de fiesta -rogó Monica haciendo un mohín.

-La fiesta buena va a ser mañana -dijo fastidado Tomás -la gente llega tarde a la playa.

-Déjenla ir de fiesta si quiere -reí inclinándome a servirme más queso en mi galleta.

-Pero no va a ir sola, no sean malos -comentó para mi sorpresa Valerie.

Se le veía ya bastante más relajada con mis amigos.

-Yo te acompaño -no tardó en decir Andrei -aunque no prometo traerte en buen estado -añadió bromeando.

-¿Y nosotros? -Tamara ladeó la cabeza al preguntar.

-Nos quedamos chupando -Javier de encogió de hombros.

-Decidido -afirmé.

En cuanto se puso el sol, nos dividimos y empezamos a arreglar un poco las cosas. Ayudé a Hernán a acomodar una mesita baja de madera y sillas chatas en el jardín delantero antes de ir a la bodega a buscar un par de botellas de vodka. Al regresar nos encontramos con las chicas ya cambiadas que estaban cuchicheando divertidas.

-¿En qué andan? -me acerqué.

-Hablábamos mal de ti, nos estás arruinando la diversión -bromeó Valerie fingiendo seriedad.

Mis amigas pasaron sus miradas de uno a otro sorprendidas de que me hablara así y más aún de la sonrisa burlona que no tardó en aparecer en mi rostro.

-¿Dónde está el par de bestias? -preguntó Hernán.

-Dejaron a estas tres pobres princesas con tres mulas, no con dos -Tamara hizo un gesto dramático -creímos que con ustedes regresaría la cordura...

-Pero por lo visto no saben ni contar -se burló Mónica completando la frase.

-Confiesa, ¿de quién te olvidaste? -me reí de la idea de ponerlo incómodo.

-Váyanse todos ustedes a la mismísima -sonrió -seguro que esos idiotas se acabaron el pisco que les dejé... ya fue... ¿empezamos con el juego?

-Yo les digo que bajen y de paso me voy a cambiar para ir a la fiesta -Mónica se paró de un salto.

Lo que parecía que sería rápido terminó tardando más de una hora. Como ya todos empezábamos a tener hambre de nuevo, decidimos pedir unas cuantas pizzas calculando que demoraría unos cuarenta y cinco minutos. Mónica y Andrei terminaron yéndose antes de que nuestra comida llegara. Una vez que lo hizo y después de devorar dos de las pizzas, nos sentamos afuera alrededor de la mesita colocando en el centro las botellas.

The Real Bad Boy (PUBLICADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora