Después de la segunda guerra mágica, Amelia Lupin, decide irse de Londres para poder superar la muerte de tantas personas queridas. Así es como llega a Forks. Superar, es lo que ella quería, pero no siempre las cosas salen como queremos.
Agradecimi...
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Hace apenas unos cuarenta minutos habíamos llegado a Forks, y había decidido ir a la mansión Cullen a ayudar con la mudanza, puesto que con ayuda de la tía Dromeda y la magia, todo fue mucho más rápido.
Me encontraba ayudando a Adrián y Emmett llevar algunas cajas a la sala, dónde Alice y Esme estaban desempacando.
Mirando hacia todos lados, saco mi varita y apunto a la pila de cajas frente de mi.
—Wingardium leviosa— las cajas empiezan a levitar con cuidado y un pequeño deja vu pasa por mi mente
—Oye eso es trampa— se quejo Emmett que llevaba entre sus brazos al menos unas quince cajas— tu tienes magia y nosotros no.
Adrián paso a su lado y exclamó.
—¡Ahora dilo sin llorar!
Sonrío empezando a caminar hacia adentro.
Dejó las cajas a un lado y camino hacia la cocina en dónde me encuentro a Rain hablar entretenida con Edward, Carlisle y Jasper.
—Entonces nos transformamos en grandes bestias sin control— explicaba moviendo sus manos de un lugar a otro.
—¿Cómo no escaparon estando transformados?— inquiere Carlisle con una libreta entre sus manos.
Edward deja un plato de galletas frente a Rain, quien comienza a comerlas.
—La abuela encanta el escudo para impedir que salgamos— los miro divertida— la abuela me contó que hace mucho, pero mucho tiempo, un hombre lobo escapo del lugar al cual iba para esconderse y entro a una pequeña aldea. Desde ese día, se creo la leyenda del cuco o cucuy.
Suelto una pequeña risa tomando una botella de agua.
—Amelia— me llamo Carlisle— Recuerda que tienen la reunión con el consejo destro de unos veinte minutos
Asiento caminando hacia ellos.
Ayer Carlisle me dijo que había logrado hablar con Billy Black, miembro del consejo de la tribu Quileute, y que este había accedido a hablar conmigo.
Había decidido llevar a Rain conmigo para apoyar mis argumentos.
—Lo haras bien— hablo Jasper al sentir mi nerviosismo.
—Eso espero. Enserio necesito su apoyo— admití nerviosa.
La verdad era que no había aprovechado este lado del pueblo, no porque estén los Cullen, si no porque al ser vampiros se la pasaban en los bosques para alimentarse y temía que otros vampiros ajenos al peligro, cazaran en un momento peligroso, cómo lo es la luna llena.
