Después de la segunda guerra mágica, Amelia Lupin, decide irse de Londres para poder superar la muerte de tantas personas queridas. Así es como llega a Forks. Superar, es lo que ella quería, pero no siempre las cosas salen como queremos.
Agradecimi...
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El peso extra en mi espalda me hizo parpadear y despegar mi mirada del árbol.
Gire mi cabeza hacia Jasper y sonreí.
Con cuidado dejaba la mochila en mis hombros y me sonreía cada que lo viera.
Sabía que lo hacía para evitar que me preocupe, para evitar que me suma en mis propios pensamientos.
Mire hacia mí izquierda viendo como Alice ayudaba a Bella a preparar sus cosas.
Ella,Rain, Edward y yo iremos a un lugar apartado para evitar que Bella se viera vuelta en el ojo del problema.
La vista de las chicas es cubierta por la camisa gris de Jasper, levanté mi rostro hacia el.
—Todo estará bien— aseguraba. Era como la quinta vez que me lo aseguraba. Enserio quiero creerle—tal vez pueda acompañarte...
—Te necesitan Jasper— asegure sin dejar de mirarlo a sus ojos. Amaba el dorado en ellos—necesitan a su Batman.
Jasper rie, relaja sus hombros y asiente.
Sus ojos me miran por largos segundos, antes de meter su mano en su bolsillo. Al sacar su mano deja relucir un colgante con un dije de un bate de béisbol.
—Creo que esto te ayudará a estar tranquila. Nos representa a todos —gira levemente hacia su familia— si te agobias solo recuerda eso.
Me giro para que abroche el collar al rededor de mi cuello.
—Se que estarán bien— asegura cuando me giro— todos.
Intenté mantener sus palabras en mi mente, queriendo aferrarme a ellas como si fueran el destino escrito en piedra.
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—Entonces este palo va conectado a este, y este con aquel— Rain se encontraba desparramada por el suelo siendo rodeada por varillas que conforman la casa de campaña.
