Xeno despertó lentamente, sus ojos se negaban a abrirse, aunque la luz del sol ya se filtraba por la ventana y le daba directamente en la cara. No era precisamente la comodidad física lo que lo retenía así, sino una curiosa sensación de tranquilidad de ánimo. Estaba recostado sobre su lado izquierdo, y su brazo estaba apoyado sobre un cuerpo cálido. ¿Hacía cuánto tiempo que no se despertaba junto a una mujer? Mientras inspiraba profundamente, disfrutando de la nostálgica y agradable sensación, deslizó su mano hacia abajo, siguiendo la sinuosa figura que reconocía que tenía el cuerpo de Miss Kohaku. Pero su recorrido se vio interrumpido cuando sintió algo que no era parte del mismo, y frunció el ceño mientras oía una voz mucho más grave de la que esperaba oír, dadas las circunstancias.
- Qué cariñoso eres por la mañana, te tenía más gruñón.
Los ojos de Xeno se abrieron repentinamente. En lugar de encontrarse los ojos aguamarina que imaginaba que serían lo primero que vería en el día, se conectaron con unos azules demasiado conocidos. Por un inocente momento, se había olvidado que no era el único que compartía el amanecer con la joven. Stan lo miraba con una sonrisa burlona, también recostado de lado, pero enfrentado a él, y su mano rodeaba cómodamente la cadera de la rubia. Simultáneamente, los ojos de ambos hombres se dirigieron a Kohaku, que estaba en el medio de ellos. Parecía una broma del destino que ella estuviera boca arriba, sin acercarse ni hacia uno ni hacia el otro, ni siquiera dormida parecía poder elegir entre ellos inconscientemente, y, sin embargo, ambos tenían una posesiva mano alrededor de su cuerpo.
- Mírala dormir, tan inocente y relajada. Le debe durar todavía la satisfacción de anoche –murmuró Stan sonriendo ligeramente.
- Qué hablador eres por la mañana, te tenía más callado –le contestó, devolviendo la mirada burlona.
Stan alzó una ceja, pero le obsequió una sonrisa divertida.
- No puedo evitarlo, puntualmente esta no es una situación con la que imaginara despertar nunca.
- En eso tienes razón.
Aunque los dos hombres apenas susurraban, lograron despertar a Kohaku, que abrió los ojos lentamente, soñolienta, y parpadeó un par de veces mientras sus ojos se adaptaban a la luz del ambiente. Xeno se preguntaba a quién miraría primero, si giraría la cabeza hacia él, o hacia Stan. Quizás la misma duda acechaba a su amigo, que no le quitaba los ojos de encima, pero al parecer tampoco quiso saber la respuesta, porque se adelantó, y le dio un beso en la sien a la rubia, robándose su mirada y un ligero sonrojo de sus mejillas.
- Buen día, princesa.
- Hmm, buen día –contestó, con la voz levemente ronca.
Kohaku no estaba acostumbrada a despertarse con una muestra de afecto. Bueno, no estaba acostumbrada a despertarse junto a un hombre. No, dos hombres. Dos hombres, que ahora sentía que la estaban tocando, casualmente, pero podía sentir claramente el peso de sus manos en la zona de su cadera, sobre su piel. Stan y ella se habían quedado vestidos sólo con su ropa interior, recordaba que lo último que hablaron la noche anterior fue en tono de burla hacia Xeno, que pretendía dormir vestido con su camisa y pantalón, mientras que ellos no tenían la mínima intención de vestirse tanto, era más cómodo quedarse así. Contaban con unas abrigadas y pesadas mantas, confeccionadas con piel animal, además de las sábanas de tela, por lo cual no era necesario dormir tan vestidos, a pesar de que estaba comenzando el invierno allí. Y Stan había dicho que después de toda la piel que se habían visto, era tonto hacerse los vergonzosos con el estado de desnudez luego.
La pregunta que de seguro rondaba en la cabeza de los tres, pero en especial en la de Kohaku, era cómo iban a seguir después de eso. Honestamente, a ella le había gustado mucho la forma en que la habían tocado y besado, y aunque era vergonzoso siquiera recordarlo, tenía que admitir que no los rechazaría si volvía a pasar algo, con cualquiera de ellos. No se estaba deteniendo mucho a pensar en si estaba bien o mal estar en una situación tan personal e íntima con sus "enemigos", en lo que pasaría a futuro cuando escapara, o cuando de alguna forma se reencontrara con sus amigos. Y por lo que podía ver, ni Xeno ni Stan mostraban la más mínima incomodidad o preocupación, seguían ahí como si la situación fuese lo más normal del mundo, o eso parecían mostrar. Necesitaba sacarse la duda.
ESTÁS LEYENDO
Cautivos
RomanceKohaku es atrapada por Stanley Snyder mientras vigila con Chrome, y queda como rehén en el castillo del Dr. Xeno y los demás. Pero ella no va a vender a sus amigos, y Xeno y Stanley no van a soltarla hasta conocer sus secretos. Pero empatizar demasi...