15. El pozo tiene un fondo

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El reencuentro con Gen, y el saber que no todo estaba perdido y que Senku estaba vivo, le devolvieron la energía vital a Kohaku. Su cuerpo seguía débil, pero al menos ya tenía otro ánimo y predisposición a comer y realmente querer sentirse bien. Se sintió más aliviada luego de confesarle todo a su amigo, no lo había hecho antes por vergüenza, pero le sorprendió la apertura y la comprensión del mentalista, sin juzgarla por sus sentimientos ni reclamarle la falta de confianza. Como Stan le había dicho a Gen que podía estar con Kohaku todo el tiempo que ella necesitara para levantarle el ánimo, aprovecharon para quedarse juntos, y luego él se sentó más al fondo de la cama, descansando su espalda contra la pared. La guió para que apoyara la cabeza en su regazo, y con cariño le acarició la espalda para relajarla, un mínimo consuelo por todo el dolor que le hizo sentir al no contarle a tiempo la secreta verdad.

Kohaku eventualmente se quedó dormida, al fin pudiendo conciliar un poco de sueño en paz, Y Gen se quedó allí, también cerrando los ojos ya que no quería moverse y despertarla. Unas horas después, cuando el sol se ocultaba y los tonos anaranjados del atardecer se filtraban por la ventana, Kohaku se despertó. Giró la cabeza hacia arriba, y vio a Gen también abriendo mínimamente los ojos para regresarle la mirada.

- ¿Te hizo bien el descanso, Kohaku-chan?

- Sí, no me di cuenta cuando me quedé dormida, pero me siento mucho mejor.

- ¿Qué tal si ahora pruebas con llenarte el estómago? Se te ve más delgada.

- Ah, sí... es que me he sentido tan mal que apenas he probado bocado, y lo peor es que muchas veces mi cuerpo incluso lo rechazaba.

- Puedo imaginarlo, a cualquiera se le retorcería el estómago con eso. Voy a buscar algo de comida fresca, ¿sí? Algo liviano, para empezar.

- Sí, gracias Gen.

El mentalista se levantó de la cama y salió la habitación, dirigiéndose a la cocina. De camino a la cocina pasó por delante del estudio del Dr. Xeno, y de reojo vio que estaba allí sentado, con las manos cruzadas delante de la cabeza, aparentemente pensando solamente. En cuando vio a Gen lo llamó, deteniéndolo sobre sus pasos.

- ¿A dónde se dirige, Míster Gen?

- A buscar comida para Kohaku-chan.

Los ojos del Dr. Xeno se entrecerraron ligeramente, y no dijo nada por unos segundos. El científico dedujo que ese permiso de dejarlo ir a la habitación de su joven había sido de parte de Stan, sin consultarle a él antes. Estaba al tanto de la falta de ánimo y apetito de Miss Kohaku, y le habían informado de la descompensación de ella de aquella mañana, pero luego de lo que le había dicho el otro día, no se sentía cómodo con ir a chequear cómo se sentía. Eso demostraría una incongruencia de su parte, no podía volver a buscarla por motivos personales, y si ella había rechazado la presencia de Stan, podía esperarlo igual para sí mismo. El sabor amargo de toda la situación no se le iba, pero no había opción, eso era lo que se merecía, y tenía que aceptarlo. Eso era lo que pasaba cuando bajaba la guardia, y ponía sus deseos personales y egoístas por delante de su misión, sabiendo que eran incompatibles. Esa sería la última vez que se permitiría tal inocencia.

- De acuerdo, ve. Diles que tienes mi aprobación, si es que te dicen que esperes hasta la noche.

- Bien, te agradezco el apoyo –Gen se inclinó respetuosamente y se dio vuelta para seguir, pero la voz del científico lo volvió a detener, aunque sonó más suave esa vez.

- Míster Gen... ¿cómo se encuentra Miss Kohaku?

A los ojos expertos de Gen, era más que obvio que al líder le había costado mucho hacer esa pregunta. A pesar de que parecía muy severo, y que Kohaku también le había contado de sus últimas duras palabras hacia ella, podía ver la lucha interna en sus orbes oscuros, de una muy bien oculta preocupación. Era entendible, y hasta esperable, y seguramente Xeno maldecía más su posición de poder y liderazgo más que cualquiera. Pero consideró que para mover internamente a alguien tan estoico y decidido, tenía que darle donde dolía.

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