El recorrido hasta el "Santuario de las piedras" fue bastante silencioso y tenso. Ya no había un aire amenazante, la cruda pelea de Stan y Xeno había quedado atrás, no así las evidencias de sus rostros golpeados, y el científico estaba taciturno y caminaba adelante solo. Se sentía avergonzado de haber hecho esa confesión desde el fondo de su corazón, admitiendo su inseguridad y de que se sentía varios pasos detrás de Stan, había confesado haber perdido contra él por voluntad propia, cuando no era algo que siquiera Kohaku había confirmado. Se había traicionado a sí mismo, como si esos meses en que había prometido cuidar de Kohaku y mirar hacia adelante juntos no hubieran existido. No podía negar que una parte de él sí se sentía en desventaja ahora que su amigo había vuelto, en especial desde que lo había oído decir que en cierta forma elegía a la joven por encima de él, al estar dispuesto a aceptar una tregua y alianza a pesar de lo que le habían hecho.
Kohaku y Stan ya no caminaban de la mano, más por consideración hacia Xeno que por deseo propio. La necesidad de hablar y ponerse al tanto era fuerte, pero quisieron respetar la distancia que de forma tan evidente marcaba el científico. Eso significaba que los puntos de negociación y las sorpresas que eso depararía iban a mantenerse para todos. A la media hora de caminar por la selva, finalmente se despejó la espesura verde, y pudieron ver el fuerte defensivo que había construido el equipo de Senku. Chrome y Taiju estaban haciendo guardia, y el grandulón corrió hacia adentro y gritó con su voz potente que ya estaban llegado los demás. Sólo para adelantar y reforzar su posición en todo ese tema, Kohaku volvió a tomar la mano de Stan, que le mostró una media sonrisa y asintió. Le hubiera gustado también tomar la de Xeno, pero él seguía distante.
El aire se puso pesado de pronto, cuando los ojos de la pareja y de Senku se encontraron, quien tenía a Gen y a Ryusui a cada lado. Al mentalista le costó mantenerle la mirada a la rubia, él había sido parte de ese plan traicionero, aunque ella no lo supiera, y los recuerdos de la confianza que compartieron en el castillo reforzaban esa contradictoria realidad. Las caras de sorpresa fueron muy evidentes cuando los jóvenes no entendieron por qué Stan tenía la ceja cortada y con rastros de sangre seca mal limpiada, y Xeno tenía la mejilla derecha hinchada y roja, mientras que Tsukasa y Hyoga no tenían ni un rasguño. Decidieron no preguntar, fue evidente que tampoco los estadounidenses estaban de acuerdo en todo. Sólo por precaución, Tsukasa se quedó al lado de Stan, y Hyoga de Xeno, pero ya sabían que al menos el militar estaba desarmado y con predisposición a la negociación. Todos pensaban que Senku sería quién comience a hablar, pero resultó ser Stan el que rompió el hielo.
- No pienso olvidar tu falta de palabra y lo que lastimaste a Kohaku con tu mentira cobarde, pero quiero que sepas que, si estamos teniendo esta conversación, solamente lo hago por ella, que insistió en que una alianza con una basura como tú era el mal menor, comparado con otras amenazas que este mundo depara. ¿Lo entiendes?
- Sí, está bien –contestó simplemente, cruzado de brazos.
Un largo silencio se hizo a continuación, en el cual los desafiantes y helados ojos azules de Stan no se apartaban de los orbes rojo-sangre de Senku. Era evidente que todos estaban esperando unas palabras más del peliverde, una disculpa o explicación, pero el joven no ofreció ni una palabra más al respecto, determinado a seguir adelante sin más. Xeno miró de uno en otro, de su mejor amigo y aliado a su ex-discípulo, y decidió continuar él.
- Stan, supongo que, si dices esas palabras, es porque estás al tanto de todo. De nuestro enemigo común en la Luna, que está determinado a borrarnos del mapa por algún motivo que todavía desconocemos, y de cuál es el plan y único motivo para la alianza de nuestros dos grupos.
- Sí, así es. Aunque te equivocas con lo de "único motivo", Xeno –le dijo con seriedad, y luego miró a Kohaku– Siempre y cuando ella siga eligiendo a sus amigos primero, yo mantendré mi palabra de alto el fuego, me guste o no. Pero a cambio –volvió a mirar a Senku– voy a ir donde ella vaya, sin excepción. Esa es una de mis condiciones, aunque se entiende que eso conlleva un perímetro, no pretendo ser su sombra.

ESTÁS LEYENDO
Cautivos
RomansaKohaku es atrapada por Stanley Snyder mientras vigila con Chrome, y queda como rehén en el castillo del Dr. Xeno y los demás. Pero ella no va a vender a sus amigos, y Xeno y Stanley no van a soltarla hasta conocer sus secretos. Pero empatizar demasi...