4. Cuestión de liderazgo

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- Miss Kohaku.

Xeno la recibió en su "estudio", una habitación cuyas paredes estaban llenas de estantes y papeles enrollados, que correspondían a los infinitos mapas que quedaron como testimonio de sus re-inventos en el mundo de piedra. Un largo escritorio de madera se encontraba en el centro de la habitación, y Kohaku pudo nunca había visto un papel tan grande como el que estaba extendido. Aunque pronto se dio cuenta que no era un invento, sino un mapa, y lo que su vista alcanzó a captar fue lo que le pareció el dibujo de toda esa zona, el castillo donde estaban, y lo que parecía un río, donde había apoyada una pieza de madera. El corazón de la rubia martilló cuando sospechó que se trataba del Perseo. Eso significaba que sabían perfectamente los movimientos de sus amigos, lo cual suponía un gran peligro para ellos.

La mirada de ella no pasó desapercibida para Xeno, que no le había sacado los ojos de encima desde que entró, y sonrió levemente. "Sí, míralo" pensó el científico, "mira y date cuenta que es cuestión de tiempo antes de que tus amiguitos caigan en nuestras manos". Pero ese diálogo quedó en su cabeza, ya que no consideraba oportuno expresarlo, o la pondría a la defensiva.

- Confío en que el reencuentro con Míster Gen haya sido satisfactorio, Miss Kohaku.

- Sí, gracias –murmuró. Notó que los ojos del científico se abrieron ligeramente con sorpresa al escuchar su agradecimiento, pero no duró más que una fracción de segundo. Gen le había dicho que tenía que mostrarse más dispuesta y agradable, así que un sencillo agradecimiento sería un buen comienzo, sin exagerar.

- Puedes sentarte, es momento de nuestra conversación ahora, tal y como acordamos.

Kohaku vio que el científico extendió su mano para señalar una silla frente a él...aunque era la silla más extraña que había visto nunca. Era larga como cuatro juntas, con una base más amplia, y estaba cubierta de ese material esponjoso y cómodo en el que tenía en su nueva cama. Se sentó, y notó lo cómodo que era, pero se sentía rara porque era demasiado grande para ella.

- Miss Kohaku, mi curiosidad no hizo más que aumentar estos días, al pensar que hay en el mundo descendientes de gente petrificada, o el hecho de considerar que hubo sobrevivientes a esa luz inevitable. Sin embargo, dijiste que no reconoces de nombre de la mujer que claramente es fue progenitora, o de la línea de tu ascendencia. Entonces, me gustaría que me cuentes sobre tu lugar de origen.

- Mi aldea existe hace mucho tiempo, pero no teníamos calendarios precisos hasta que conocimos a Taiju y su ciencia –ah, era difícil pensar en Senku y decir otro nombre, no tenía que meter la pata–, por lo que no puedo decirte hace cuánto existe. Pero cientos de años, quizás miles, es posible.

- ¿Miles de años? –Sos ojos oscuros de Xeno brillaron. Eso daba a pensar más en sobrevivientes, que en despetrificados– Interesante... continúa, por favor.

- Vengo de una aldea pesquera, y nos asentamos ahí hace mucho tiempo, pero creo que algunos de las primeras generaciones vinieron por mar de un lugar no tan lejano –No podía decirle del Soyuz y la isla del tesoro– o eso es lo que me contó mi familia. Mi padre es... era el líder de la aldea, y mi hermana es la sacerdotisa.

- O sea que eres de la rama familiar principal, qué elegante –Si Stan escuchara eso, se reiría, realmente era una "princesa" – Tu padre "era" el líder, ¿falleció?

- No, sigue vivo. Dije que "era", porque ahora el líder es Taiju.

- Ya veo, ¿y cómo fue el traspaso del liderazgo? ¿Los impactó la elegancia de la ciencia y decidieron adoptarla?

- No exactamente, no fue fácil que la acepten al principio. Ganó una competencia sagrada que se hizo por generaciones, entre los más fuertes de la aldea –Vio que la cara de Xeno se oscureció momentáneamente.

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