9. Hazlo apropiadamente

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Kohaku no pudo levantarse del piso por un buen rato, luego de que Xeno la hubiera dejado sola allí. Seguía sin poder creer que el científico, el líder enemigo, la había besado. ¿Por qué? No dejaba de preguntarse. De tanto enojo y reproches, a besarla... ¿qué demonios había pasado por la mente de él? Y para colmo, salió corriendo, sin decir una palabra. ¿Cómo podía estar tan sorprendido, y casi horrorizado, si él mismo la había detenido y besado? No era algo que pudiera pasar de la nada, sin pensarlo antes. ¿Acaso Xeno gustaba de ella? No, imposible, si apenas se conocían hacía una semana, y eran enemigos, ella era su rehén.

Podía creerlo de Stan, había desarrollado mucha más cercanía con él, compartían juntos cada comida, sin contar con que periódicamente le limpiaba y curaba las heridas, habían compartido un baño, hasta sin querer habían dormido juntos, y ni que hablar de lo que pasó en el avión hacía un rato nada más. Era igual de extraña la sensación porque también era su "enemigo" todavía, pero al menos tenía más sentido, no le sorprendería tanto. Pero Xeno... sí, había tenido un par de actitudes agradables con ella, entre el caleidoscopio, el baño caliente y medicinal, y la noche de las estrellas, pero siempre se lo veía incómodo y escurridizo, apenas si le ponía sostener la mirada por varios segundos. ¿Entonces, por qué...?

No podía encontrar una explicación lógica, por más que la buscara, no había forma de haber anticipado que sucediera algo como eso. Aunque lo único que tenía sentido, era que él había huido despavorido de aquel lugar, eso había sido lo único consecuente con su actitud. ¿Y ahora que hacía? ¿Esperaba a volver a cruzárselo en su camino? ¿Iba a buscarlo nuevamente? ¿Lo evitaba incómodamente? No sabía qué hacer, aunque tampoco estaba tan segura como para ir a buscarlo en ese momento y pedirle explicaciones, cuando apenas podía pensar con claridad, ni siquiera sabía si las palabras saldrían de su boca. Seguía sintiendo los suaves y cálidos labios de él, sus sorprendentemente fuertes manos rodeándola... había sido impactante, y demasiado para ese momento, y ahora las sensaciones volvían a ella como olas.

Mientras se recuperaba del shock, varios minutos pasaron, pero nadie interrumpió sus pensamientos, y Xeno tampoco volvió. Cuando por fin se serenó un poco y su corazón dejó de martillar contra su pecho, se puso de pie, y se dirigió a su habitación. Una vez allí, se dejó caer en la cama, y se cubrió los ojos con las manos. No importaba si los cerraba, si se los tapaba, o que tratara de pensar en otra cosa, la imagen del científico y las sensaciones de los besos le venían una y otra vez. Y todavía faltaban unas cuantas horas para que el día termine, mal que le pese. Llegó a la conclusión de que no podía hacer nada, y no tenía sentido darle más vueltas. Al menos no hasta que pudiera aclararlo personalmente. El problema iba a ser cómo.

Volvió a ver a Stan para la cena, que como siempre, él le llevaba a su habitación para compartirla con ella. No sabía si fue casualidad o no que los dos estaban bastante en silencio esa vez, aunque ella miraba más al piso que a cualquier otro lado. Quizás no había pensado muy bien antes de acceder a hacer eso en el avión con él. Ahora se sentía cohibida y un poco avergonzada, porque cada vez que lo miraba o lo tenía cerca, no podía dejar de pensar lo que había sucedido, e incluso cómo se había sentido de bien. Había sido muy atrevido e íntimo, mucho más que ese maldito beso que compartió con el científico...y todo en el mismo día. De ahora en adelante, mientras estuviese en ese castillo, iba a tener que seguir lidiando con él. Y con Xeno, sus dos captores, y líderes enemigos, con los dos había pasado algo que no sabía cómo sobrellevar, y algo impensado para un rehén.

- Kohaku, tu cara está hablando.

- ¿Eh? –se sobresaltó, saliendo de sus pensamientos.

- ¿Te estás preguntando por lo que pasó hoy?

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