7. Calidez entre las estrellas

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- Voy a matarte, maldito embustero. Cuando salgamos de aquí, voy a matarte con mis propias manos, lo juro.

- ¡Oh, no! O... si lo haces, preferiría que sea con tus piernas, si me das la opción, Kohaku-chan.

- Te lo aviso, es una declaración de guerra –le siseó

- Hay que hacer el amor, no la guerra, Kohaku-chan.,

- Cierra la boca, y córtala con el "Kohaku-chan", te haces el dulce y eres un murciélago al final... –Le dijo con el tono más bajo y amenazador posible, pero tratando de contener su furia, porque sus enemigos sospecharían de verla tan enojada sin motivo, y se cruzó de brazos mientras respiraba profundamente para serenarse– ¿Por qué demonios hiciste eso? No puedo explicarte la vergüenza que pasé.

- Cuéntame todo desde el principio, necesito saber si mi plan funcionó.

- ¿Plan? Primero dime tú cuál era TU plan, mentalista.

- Era acercarte más a Xeno, como quien no quiere la cosa.

- ¿Qué? ¿Acaso sabías lo que él iba a hacer? ¿Lo que yo iba a pedirle?

- Mi querida Kohaku-chan, no sería un buen mentalista sino, ¿no crees? Quizás en circunstancias normales no necesitarías su ayuda, pero como todavía estás adolorida, te encuentras limitada en ciertos movimientos.

- Pero, ¿cómo sabías que Xeno iba a colaborar? No, antes... ¿cómo sabías que yo iba a verlo?

- Eso no lo sabía a decir verdad. Pero pensé que, en todo caso, Stanley acudiría a él para pedirle alguna medicina. Y en el peor de los casos, el soldado mismo te aliviaría los síntomas, ya te ha llevado a la enfermería. De una u otra forma, nos acercaba a nuestro objetivo.

- ¿Que uno de los líderes me rasque la espalda nos acerca nuestro objetivo? ¿De verdad, Gen? Estoy empezando a dudar de tus planes.

- ¿Te rascó la espalda? –le preguntó, conteniendo una sonrisa– ¿Con esas garras...? Por favor, cuéntame todo, Kohaku-chan, lo necesito.

- No hay mucho que contar, eso es lo que pasó. Para molestar a Stan, le pedí de ver a Xeno luego de que me abraces, pensé seguir el juego de lo que me dijiste. Pero me empezó a picar la espalda, y como bien calculaste, no pude aliviarme sola... así que le pedí a Xeno que me rasque un poco. Para algo sirven esas garras al menos, ayudaron mucho. Pero no sé por qué, luego irrumpió Stan todo perturbado, tenía una cara extraña, muy lejos de su actitud siempre controlada.

- ¿Irrumpió perturbado? Qué extraño... ¿Qué estaban haciendo?

- Nada. Es decir, eso, yo me había acomodado mejor para que Xeno haga lo que le pedí, se sentía bien y mis dedos jamás hubieran podido hacer eso.

- Oooh, mi inocente Kohaku-chan, qué imagen me estás dando con esas palabras –Gen cerró los ojos con una sonrisa maliciosa.

- ¿Imagen de qué? Como sea, eso fue todo lo que pasó. Después le pedí a Xeno que nos permita que tú me enseñes inglés, bajo supervisión si así lo quería, y dijo que lo iba a pensar y que podría acceder.

- Eso es una buena noticia, aunque significaría más trabajo para mí. De mago y mentalista a profesor de idiomas, es un giro interesante. ¿Y luego? ¿Algo más?

- Bueno... y accedió a otro pedido mío, para bañarme apropiadamente, pero Xeno hizo algo científico con la bañera, que además de ser caliente como las aguas termales de Japón, hacía burbujas, y le agregó una bola extraña que se deshizo en el agua y la llenó de un olor agradable y dijo que era medicinal. Así que me bañé ahí, Stanley me ayudó un poco con eso, la espalda digo, y después... bueno, como lo vi mirar con ganas el agua, le dije que podía meterse.

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