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Abrió los ojos de golpe jadeante y lo primero que observó fue el techo de su cuarto en la mansión. Frunció el ceño confundido, sin saber qué hacía en su hogar ancestral en vez de estar en la escuela. Queriendo enderezarse, soltó un alarido de dolor al intentarlo, sin poder moverse. Un estallido se escuchó y unos pasos nerviosos a su lado.

— ¡El joven maestro está despierto! Kitty ha estado cuidando las heridas del joven maestro pero debe alimentarse. ¿Qué puede traer Kitty para el joven maestro? — La elfa doméstica miró a Jimin con sus grandes ojos violetas, impaciente por atender al mago.

— Kitty — Susurro aliviado de tener a alguien a su lado. — ¿Qué... Qué pasó?

Los hermosos ojos de la elfa perdieron un poco de brillo cuando escuchó su pregunta, pero no tardó en seguir la orden. — El joven maestro llegó bastante herido en la noche y el amo me pidió cuidarlo hasta que estuviera en condiciones de volver al colegio. ¿Qué desea comer el joven maestro? Puedo hacer todos sus platillos favoritos si me lo pide.

Jimin estuvo tentado en mostrar una sonrisa, pero hasta los músculos del rostro le dolían. — Trae lo que hayas hecho.

— Por supuesto, Kitty solo vive para servir a la Noble Casa Park — Con un estallido la elfa desapareció.

La había matado. Como si una Bludger lo hubiese golpeado recordó la noche anterior. Como estuvo apunto de desmayarse y aún así tuvo que arrebatarle la vida a esa bruja, ni siquiera se acordaba como se llamaba, pero estaba seguro que sus ojos suplicantes lo perseguirían hasta el día de su muerte. Su último recuerdo fue el cuerpo inmóvil de la bruja en el suelo y después de eso todo era negro. Debió de quedarse inconsciente por el trabajo que requirió hacer magia en un estado como ese.

Kitty había vuelto con un estofado de cordero, no sin antes ayudarlo a acomodarse para comer mejor y proporcionarle algunas pociones que calmaran sus dolores y temblores. La elfa, que al parecer se había tenido que acostumbrar a cuidar heridos luego que la familia se uniera al Señor Oscuro, le entregó las pociones suficiente que necesitaría para volver a estar sano.

Comía con lentitud sin mucho apetito, repasando en su mente una y otra vez el escenario de la noche anterior. No sabía cómo volvería a Hogwarts y miraría a JungKook, no luego de matar a una bruja indefensa frente suyo que su único error fue enamorarse de un ser no mágico. Ella había suplicado por su vida, llorando y gritándole que no la matara, pero a Jimin no le había costado nada hacerlo. Recordó las clases de Barty Crouch como Alastor Moody, la magia era todo sobre la intención, debías de sentir un real deseo de querer matar a alguien para que el hechizo funcionara y el Avada Kedavra de Jimin mató en el primer intento.

— Ya era hora que despertaras. Son más de las dos de la tarde — Park Jihyuk apareció desde el marco de la habitación, vestía unas elegantes túnicas morado oscuro y su apariencia era toda altivez. — Lo hiciste bien muchacho.

— ¿Dónde está madre? — Ignoró el vacío que se le hizo en el estómago al escuchar el halago. — No la he visto.

— Francia. Prefirió tener una semana de compras que soportar los gritos que hubieron anoche. Creo que regresará después que te vayas. — Jihyuk en ningún momento hizo el amague de querer entrar un poco más en la habitación, se mantuvo en la entrada mirando a Jimin desde su lugar y sin ningún rasgo de preocupación. — Cuando termines puedes irte de inmediato.

No fue una sugerencia, más bien fue una orden. Tensando su mandíbula Jimin asintió y lo vio irse del lugar sin decir más. No esperaba nada más de su padre, pero de su madre quizá sí. De pequeño lo criaron los elfos domésticos y Yeun nunca fue especialmente cariñosa, pero aún así había una pequeña parte suya que ansiaba ver algo de amor en la frígida bruja.

Neon →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora