Neon →kookmin

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Las ventajas de vivir en una mansión eran infinitas, pero la que más le agradaba a Jimin era que podía hospedar a sus propios visitantes y sus padres no podían hacer nada al respecto. JungKook descansaba en la habitación derecha a la suya, Jimin lo había acomodado ahí más que nada para tenerlo cerca y porque aunque se moría por compartir cuarto, las normas de su cortejo no lo permitían.

Kitty todas las mañanas les servía el desayuno en la habitación de Jimin, donde leían el periódico juntos y conversaban sobre lo último que pasaba. JungKook escribía a sus padres mientras que Jimin de vez en cuando recibía una carta de Draco o de Lyra, quien hace poco había vuelto de su luna de miel en Grecia. 

— No creo que pueda seguir viendo esto — JungKook aleja el periódico en un acto de asco para luego beber su té. Jimin lo mira curioso antes de echarle un vistazo al Profeta. 

Aunque mantuvo su mirada indiferente pudo notar por qué JungKook lucía tan amargado. Emmeline Vance había sido encontrada muerta. Otra más de las muchas muertes que habían sucedido este verano. Durante la última reunión el Señor Tenebroso había anunciado sus planes de matar a todos los magos y brujas que se opusieran a él, con la intención de amedrentar a la Orden.

— ¿No dirás nada? — JungKook mira a Jimin, el rubio mago podía sentir el tono de incredulidad. 

— Lo sabía, el Señor Tenebroso había expresado sus deseos de eliminar a algunas personas de la Orden — Jimin mira a su pareja sin lucir ninguna gota de disculpa. — No me sorprende, JungKook, eventualmente habrán más muertes, esto es solo el comienzo.

JungKook lo miraba con algo de dolor al notar lo insensible que era su mago. — Sabes que mis padres están en la Orden.

— Lo sé y si llegara a saber algo, te lo diría — Jimin mira la expresión afligida de su mago y optó por bajar su máscara, para mostrar una expresión más comprensiva y cariñosa. — Si está en mis manos, evitaré que el Señor Tenebroso vaya tras tus padres.

— No lo dudo — JungKook le da una sonrisa forzada. — Solo hasta hace unos meses todo esto parecía tan... Irreal, y ahora El Profeta todos los días comunica nuevas muertes. El obituario es cada vez más grande. — JungKook se retiene un rato, Jimin sabía que había algo más que quería decirle, pero se estaba conteniendo. — Y tú eres parte de eso.

Jimin se tensa. Escasas veces mencionan su participación en las filas del Señor Tenebroso, Jimin creía que era porque una parte de JungKook aún no aceptaba del todo que fuese un mortífago marcado. Era como que si no lo decía en voz alta, entonces no existía.

— Cuando estoy contigo olvido todas las atrocidades que hay fuera, olvido... Esto — JungKook extiende su mano y la descansa en el antebrazo izquierdo de Jimin, la parte del cuerpo que siempre se aseguraba que estuviera cubierta. Un escalofrío recorrió su columna al sentir la presión en la marca. — Y cuando leo lo que sucede, cuando me entero de otras muertes más, me doy cuenta en lo que estamos metidos. 

— Sabes que no te forzaré a quedarte a mi lado — Jimin mira a JungKook tratando de esconder su expresión de agonía. A este punto si el gryffindor lo dejara, estaba seguro que se rompería. Había enfrentado bien la pérdida de Jaemin, pero la de JungKook lo dejaría desconsolado. — Y creo que tus padres te recibirían con los brazos abiertos.

— No renunciaré a esto, cuando ofrecí cortejarte supe en lo que me involucraba — JungKook lo miraba amorosamente y con diversión. — Aparte creo que ya tienes mi corazón — Bajando su mano de su brazo, JungKook entrelaza sus manos y le lleva a sus labios para dejar un beso.

No fue hasta que JungKook entró a su vida, que Jimin se dio cuenta lo que significaba tener amor y alguien que te cuidara. Antes habría podido vivir una vida tranquila y amargada sin tener conocimiento de ello, saber lidiar con la falta de un toque amoroso. Pero ahora tenía una sed incontrolable por ver los ojos cariñosos del gryffindor. Entre medio de toda la oscuridad, sabía que JungKook era su luz.