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Después de pasar otro día en cama se suponía que debía estar mejor, pero Jimin no entendía por qué su mano seguía temblando mientras trataba de tomar su taza de té del desayuno. Las pociones de Kitty siempre funcionaban, pero esta vez había algo en él que no lograba calmarse.

El último encuentro con Draco solo sumó otra preocupación a su larga lista. La imagen desgastada del heredero Malfoy era un eco en su cabeza. Aunque quería ayudarlo, no conocía otra manera que la que ya estaba haciendo. Fue el camino que el mismo Jimin escogió vivir, el de tomar las riendas del asunto y no retroceder, ya que de no ser así, JungKook y Jaemin serían víctimas de sus errores.

En los libros de Jimin, Draco solo era un dragón dormido que en cualquier momento se despertaría y los daños que harían sus decisiones serían irreparables, por eso, y en silencio, le pedía a Merlín que lo cuidara. 

— ¡Joven maestro! — El crujido que Kitty interrumpió su línea de pensamientos y Jimin se sobresaltó manchando de té sus sábanas, algo que ya no lo molestaba, acostumbrado a los pequeños temblores de sus manos que frecuentemente manchaba todo a su paso. 

Aunque siempre sucedía en su soledad, nunca dejaría que otro mago o bruja lo viera debilitado. No si se salía con la suya.

— Kitty, no debes aparecer así — Advirtió en voz baja pero firme. — ¿Qué pasa si estuviera haciendo otras cosas? No te he llamado, y tampoco requiero de tu presencia. 

La pequeña criatura se encogió en su lugar bajo la mirada enojada. Debido a la condición de Jimin, la elfa era la figura que más veía, quien principalmente lo cuidaba y velaba por su bienestar. — Ki-kitty no quería molestar, joven maestro. Kitty es una elfa tonta, Kitty tuvo que esperar que el joven maestro la llamara, pero Kitty quería decirle al joven maestro que los preparativos para esta noche están listos. 

Con un chasquido de dedos, la mancha de té desapareció de las sábanas sin necesidad de esperar una orden, mientras que la tasa volvía a llenarse y esta vez ocupaba un lugar en la elegante bandeja que Jimin tenía en el regazo. Pero el rubio no prestó atención. Más bien estaba pensando en los preparativos de esa noche. Su cena con JungKook.

Antes de su desastrosa separación en el baile de Yule, Jimin había planeado una velada junto a JungKook para despedir el viejo año. En una corta, pero directa carta, le había hecho saber a su padre que ocuparía la casa familiar de York para darle la bienvenida al nuevo año junto al Gryffindor. 

No se consideraba un romántico, pero sabía que JungKook sí lo era, por lo que a pesar de todo lo que había sucedido, quería hacerle saber a su pequeño amor que él fue lo mejor que le había pasado ese año. Incluso cuando su corazón dolía y sangraba por su indiferencia y silencio, no quería nada menos que la perfección para él.

— Jo-joven maestro — Kitty llamó y Jimin contuvo un suspiro al tener que abandonar la imagen mental de JungKook. — Kitty lo siente, Kitty irá a castigarse por ser una mala elfa — Las lágrimas se acumularon en sus ojos, amenazando con llorar debido al silencio de su amo. — ¡Ki-kitty lo siente!

Jimin meditó al ver sus brillantes ojos violetas y se apiadó, forzó una sonrisa indulgente que terminó siendo una mueca. No supo qué lo calmó, pero su actitud severa latente se logró aplacar levemente.

— No te castigues, Kitty, lo dejaré pasar. Pero necesitaré que alistes todo mi equipaje. Mañana temprano vuelvo a Suiza desde York y no tendré tiempo para verificar que nada me falte. ¿Podrías hacer eso mientras?

La pequeña cosa sorbió sonoramente su nariz mientras secaba sus lágrimas y Jimin no pudo reprimir una expresión asqueada que pasó desapercibida por Kitty, quien estaba saltando feliz de recibir una orden y no ser una mala elfa. Así, la criatura desapareció con un chasquido, regresándole a Jimin su solitaria tranquilidad.

Neon →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora