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1997 era el inicio de un año distinto para Jimin. Era la primera vez que tenía una marca en su brazo que lo definía, pero más importante, tenía a una persona que proteger, y que en ese momento lo abrazaba contra su pecho. 

Alejado de las fiestas glamorosas y elegantes, fue extraño recibir el año nuevo en una cena doméstica junto a un mago que realmente se interesaba por él. JungKook se encargó de hacerlo reír y olvidar de los problemas, ignorando la forma en la que Jimin sostenía su mano con fuerza y desesperanza, con miedo de que todo fuera un sueño y lo dejara sólo. Pero a pesar de ello, juntos se dedicaron a ver los fuegos pirotécnicos muggles de la ciudad vecina, envueltos en un abrazo que Jimin inmortalizó en su mente. 

Ahora despierto, miró a su pequeño amor dormir sintiendo un calor que nacía en su pecho. Con cuidado alzó una de sus manos y acarició el costado de su rostro, maravillado por la expresión de paz que tenía, una que quería conservar y cuidar. 

Con delicadeza pasó su pulgar sobre los labios de JungKook, los cuales se veían más rosados de lo normal por el sol que se filtraba a través de las cortinas. Estaba perdido en su pequeño amor, el mago más hermoso que sus ojos habían visto y apreciado. 

— ¿Viendo lo que extrañarás? — Preguntó de repente el Gryffindor, entreabriendo sus bellos ojos grises. Jimin, lejos de asustarse por la sorpresa, sólo le dedicó una suave y pequeña sonrisa. 

— Ya quisieras — Su risa suave se ahogó cuando JungKook atrapó su pulgar entre sus dientes y lo mordió juguetonamente. — ¡Hey! este es mi dedo. 

— Ya no más, es mío — El Gryffindor soltó una pequeña carcajada, antes de inclinarse para besar sus labios. 

Jimin cerró los ojos mientras deslizaba sus manos por la espalda musculosa del joven mago, disfrutando del beso que compartía con su pareja. Hace mucho tiempo que había dejado de pensar en cómo eran los labios de JungKook, porque no importaba cuánto tiempo le dedicara, siempre se maravillaba y caía en sus redes. 

Las hábiles manos de JungKook se colaron en sus pijama de seda y Jimin no evitó arquearse por sus dedos callosos, las cuales hablaban de un ávido jugador de quidditch. 

Te amo, te amo, te amo — JungKook susurraba con vehemencia sobre sus labios mientras le seguía robando besos de amor. — Te amo, te amo, te amo, te amo. 

Los besos bajaron por su cuello y Jimin se estremeció inclinando la cabeza hacia atrás. Sus mejillas se sonrojaron con furia y vergüenza por el descaro de JungKook, quien deslizaba su lengua por todo su cuello mientras que sus dedos se hundían en su cintura. Soltó un quejido al sentir sus duras manos, lo que solo encendió el entusiasmo de su novio, quien succionó su piel. 

Las manos de Jimin se cerraron en puños sobre el pijama de JungKook al sentir las gotas de saliva que bajaban por su cuello. 

Sus caderas se contrajeron cuando JungKook palmeó su entrepierna y Jimin lo detuvo. — ¡No! De-déjame cuidarte esta vez. 

Bajó la mirada y se encontró con los ojos divertidos del Gryffindor. El rostro de Jimin se calentó aún más, pero eso no quitó su mirada decidida: Quería entregarle el mismo placer que sintió esa noche en la mansión Malfoy. 

— No sabía que debía jugar sucio para que el heredero Park tartamudeara — JungKook bromeó subiendo una mano para que descansara en su mejilla, acariciando el rosado en las mejillas de Jimin, antes de dejar un beso amoroso sobre sus labios.

Jimin chasqueó su lengua molesto, pero aún así lo empujó contra la cama para recostarlo. 

Un tanto inseguro y sin saber muy bien qué hacer, bajó las sábanas de su cama para ver el bulto en los pantalones de JungKook. Sin esperar, lo acarició sobre el pantalón, sintiendo cómo su pequeño amor alzaba las caderas en busca de más contacto. 

Neon →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora