XXXVIII: Dos estrellas.
Narra Lucas
Pero... ¡¿Qué?!
No trae ese aire burlesco que siempre me cae mal pero que al resto de la gente parece encantarles; en cambio luce serio, sin la menor expresión en el rostro. Ruedo los ojos comenzando a exasperarme por no entender qué diablos quiere conseguir del recién llegado.
Extiende una mano en su dirección indicándole que se quede quieto. Voltea con el índice en la boca, frunzo el ceño "¿Por qué?" formulo sin voz, me mira exasperado haciendo un montón de señas que al final no comprendo.
Bufa queriendo ir a las escaleras, lo detengo por la manga buscando una explicación.
Hace una mueca... me arrastra a la cocina y en susurros me dice.
—Vigílalo y no hables... puede traer micrófonos.
Tiene sentido, admito para mis adentros sorprendido por lo rápido que maneja la situación. Antes de poder preguntarle cómo diablos verificaría eso, desaparece por el umbral.
No tardo en salir, dejar a Leonardo Gómez solo en la casa, no es seguro.
Su postura es rígida, no me observa, se queda viendo un punto fijo en la pared color crema, esperando.
Mi primo no demora en volver con un dispositivo negro, pequeño y grueso. Primero lo pasa por el maletín, no sucede nada así que lo aparta y pasa al chico que antes hacía parte de nuestra familia. Lo repasa concienzudamente hasta quedar convencido que no representa amenaza, al menor por ese lado.
—Adelante —nos quedamos en la sala—. Lucas sube a tu cuarto —ordena como si fuese mi padre.
—Esto también me concierne —le recuerdo.
Resopla.
—¿Qué hay en el maletín? —pregunto impaciente.
No lo he perdido de vista, lo tiene junto a sus pies. Es imposible no compararlo a los maletines de mi padre, esa imagen de ejecutivo listo para destrozar a cualquiera en su área es muy familiar.
—Ah... nada útil. Son documentos sin mayor relevancia para ganarme su confianza —confiesa con cierta vergüenza. Su respuesta me genera más dudas que respuestas—. Marcelo me envió al saber que quieren retomar el caso y buscar pruebas, concretamente con su abogado... Hace tiempo alguien de la empresa me ha hecho llegar ciertas pistas que no pude ignorar, haciéndome ver quien es realmente mi padre. Quise ponerme en contacto pero estaba avergonzado por cómo había terminado todos los lazos en las familias...
—¿Qué quieres, Leonardo? —interroga Robert sin cambiar su postura.
—Nada en realidad. Acepte venir para disculparme con ustedes, sobre todo contigo Lucas, me arrepiento tanto de no haberte creído. Y para decirles que, si hay algo que les pueda conseguir desde la empresa, no duden en pedírmelo. Cuentan con mi ayuda.
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No soy ciega [✔️]
Ficção AdolescenteElisa Montero es una chica que desde muy pequeña quedó ciega, fue difícil aceptarse y acostumbrarse a lo que es. Gracias a su familia y amigos puede tener una vida normal de adolescente, asiste a la escuela, va a fiestas y sale con chicos... bueno e...