XXXI: Formal.
Narra Elisa.
En la carretera hablamos poco o nada, él parece sumido en sus pensamientos y yo voy deseando el poder de leer la mente a la vez que intentando embonar todo lo que me dijo Raquel.
El regreso es más rápido, supongo que es porque nada interesante se encuentra al final del camino o porque estoy tan cansada, después de toda la mañana y parte de la tarde en la playa, que dormito una parte del camino.
Llegamos pasadas las cinco, dando tiempo suficiente a los tres para bañarnos y cambiarnos.
—Es un poco formal —aviso bajándome del auto estacionado justo frente a mi casa, según lo que me dijo Lucas previo.
—¿Traje?
—No necesariamente —me reprendo mentalmente por no haberlo comentado antes— pero si tienes una camisa de vestir seria genial —digo intentando que se note que no es algo forzoso.
—No te preocupes, bonita. Iré muy elegante, tanto que me querrán contratar en el bufete —bromea o eso creo porque el tono se torna agrio al final de la oración.
—Con que asistas es perfecto —suelto a modo de despedida.
Con la bolsa al hombro giro con cuidado y camino sin apuros hasta mi casa. Hurgo entre las mil cosas que hay en esta cosa que parece un sombrero de mago hasta dar con las llaves, las introduzco en la perilla, les doy vuelta y empujo la puerta para entrar.
—¿Mamá? ¿Papá?
—¿Si, cariño?
—Solo para avisar que llegue y que ya me iré a arreglar —informo recibiendo un beso de mi madre en la frente.
—¿Se divirtieron? ¿No tuvieron problemas?
—Si y no.
—Tu amigo ¿Qué te dijo? ¿Podrá venir? —Antes de que pueda responder toma mi mano izquierda, que aparentemente hoy es la extremidad más solicitada de mi cuerpo— ¿Qué es esto, Elisa?
—Un regalo, mamá —aparentar tranquilidad parece una tarea sobrehumana o definitivamente soy la peor actriz del mundo. ¿Qué adolescente que se respete en llamarse adolescente, no puede mentirle a su madre?; yo.
—De ese mismo amigo ¿o me equivoco? —cuestiona con algo de seriedad en sus palabras. Suelta mi mano.
Ni siquiera pienso que decirle, me limito a responder con honestidad porque de otra forma no me librare de ella, una abogada que puede hacer los más duros interrogatorios y sabe aplicarlos a su rol de madre es algo peligroso.
—Si.
—Mm... —esta disgustada— no es la clase de regalos que se deben hacer en un cumpleaños, hija. Es un anillo bastante costoso y quiero saber el significado que ese chico le dio —exige una información que a mí también me gustaría saber.
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No soy ciega [✔️]
Ficção AdolescenteElisa Montero es una chica que desde muy pequeña quedó ciega, fue difícil aceptarse y acostumbrarse a lo que es. Gracias a su familia y amigos puede tener una vida normal de adolescente, asiste a la escuela, va a fiestas y sale con chicos... bueno e...