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Septiembre fue el mejor mes de todos, porque la pasé con él. Con mis amigos. Con Namjoon, que se fue a la semana después que se terminó llevando de maravilla con Jungkook, que hasta intercambiaron números de teléfono para discutir proyectos ecológicos.

Mis notas iban subiendo y se iba notando completamente incluso el director reía cuando nos veía caminando por el pasillo de la mano pero Jungkook siempre decía que yo seguía siendo el mismo y que nada en mi había cambiado. Seguía siendo ruidoso, enojón, desordenado y molesto, solo que ahora lo tenía a él y me ayudaba a usar la inteligencia que él sabía que yo tenía pero a pesar de eso no utilizaba.

Me hubiera gustado estar tan seguro de mi mismo como él lo estaba, me hacía verme de una manera en la que yo nunca me hubiera visto. Me hacía creer que en realidad era una persona por la que valía la pena el esfuerzo y me sentía completamente querido.

Mamá cada vez se sentía más orgullosa de mi y papá estaba seguro de que era un chico quien había puesto ese cambio en mis calificaciones y tenía razón. Todas las tardes me preguntaba cuando lo iba a llevar a casa, que quedaban nada más dos meses de clases y tenía que mantenerme de esa manera y quería conocer a la persona detrás de todo eso para besarle la frente.

Lo mejor, mejor, mejor de todo, era que Taehyung se estaba llevando bien con él. Incluso habían salido al cine los cuatro ¡sin siquiera invitarme o decirme! Me quedé en la casa de Taehyung, esperando solo hasta las nueve de la noche ya que no había nadie y me comí casi toda la comida del refrigerador. Cuando llegaron los senté en el sillón y casi me dio un infarto cuando vi a Jungkook con ellos.

—¿Dónde estaban?— les pregunté mientras ellos agachaban la cabeza mirando al suelo arrepentidos.

—En el cine— dijeron al unísono.

—¿No tienen nada que decirme? ¿nada por lo cual arrepentirse?

—Yo me arrepiento de haber pedido un paquete de galletas de chocolate cuando las de frambuesa eran mucho mejor —musitó Jimin y en el instante sintió el golpe de Jungkook en su brazo. Suspiró arrepentido.

—Lo lamentamos— dijeron al unísono.

—Oh, claro que lo lamentan, son unos malos amigos —miré a Jungkook y me callé.

Novio, novio, novio, ¿éramos novios? Nos besábamos, abrazábamos, celabamos, defendíamos, y pasábamos mucho tiempo juntos, pero, OJO, no éramos novios.

Entonces, ¿qué éramos? ¿Por qué cada vez que uno estaba a punto de decir la palabra novio delante del otro un silencio incómodo nos acogía a ambos?

No sabíamos cómo llevar esto del noviazgo o no sabíamos cómo llevar esto de estar de novios, mucho menos hablar de eso con el otro.

No éramos amigos ni novios. Era algo especial.

Sin embargo, novios o no, era feliz a su lado igual. Y soñaba con algún día poder seguir juntos en el futuro ya no me importaba lo que pensaban las personas solo me importaba lo que pensaba él de mí.

Poco a poco nos contábamos nuestros secretos, y poco a poco íbamos sabiendo más de la vida del otro. Poco a poco nos íbamos conociendo y cada pequeña cosa que él me dejaba saber me hacía sentir completamente afortunado.

Sus besos. Sus abrazos. Todo. Hacía todo perfecto.





Ese día como todos los otros bajé para ir a casa de Taehyung. El domingo sería la boda de una de las primas de Jungkook y todos estábamos invitados a ir, incluso Namjoon, pero sabíamos que no podría venir así que queríamos aclarar la fecha, y todo eso.

—Mamá, papá, me largo —les grité desde la cocina.

Vi el rostro de mi padre aparecer y sabía exactamente lo que me diría.

—¿Te irás a juntar con ese chico?

—No, iré a casa de Tae.

—Pero él estará allá.

—No lo sé, últimamente son muy amigos los cuatro.

—Me parece bien —sonrió —¿Cuándo lo traerás a casa, para que le conozca?

—No lo sé, papá, no somos novios aún.

—¿Aún? ¡AÚN! Amor, escucha, nuestro pequeño quiere tener novio —y desapareció por la cocina. Mientras me iba escuchaba la risa de mi mamá allí adentro por alguna broma aburrida que mi papá hizo.

De cierto modo, sus bromas siempre eran aburridas, pero él creía que no, y ella era la única que siempre reía. Cuando le preguntaba que era lo que lo había enamorado, él siempre solía decir que era su risa siempre lo alegraba, yo anhelaba con que alguien algún día hable del amor sobre mi como mi padre hablaba del amor mientras se basaba en ella.

Caminé por la vereda, mirando las nubes, con el mundo entero en mi bolsillo hasta que fui a parar a la casa de Tae. Mi casa. Nuestra casa. La casa de todos, perder a uno de mis amigos sería como perder una parte de mi corazón que no podrá seguir latiendo.

Introduje la llave en la puerta y entré.

—¿Dónde están? —le pregunté a la Señora Kim. Ella señaló hacía la habitación de Taehyung un poco divertida, y subí en cuclillas para poder asustarlos.

No hacía ningún ruido, lo hacía cuando era pequeño y Namjoon siempre solía preguntarme cómo es que era tan sigiloso.

Me acerqué a la puerta y esperé el momento adecuado para entrar mientras escuchaba su conversación y el corazón casi se me sale de donde estaba.

Jungkook estaba allí pero últimamente ya no me importaba, era lo que decía.

—Daehyun es un siete, ya quiero que lo conozcas —hablaba— es lindo, inteligente, y es muy tierno, ¡lo amo!

—¿Y qué sucede con Yoongi?— preguntó Namjoon.

Tragué saliva.

—No lo sé, no sé que somos...— dijo él.

—¿Y Daehyun?— preguntó JImin.

—Oh, él es excelente, en serio.

—¿Le dirás a Yoongi?

—Tengo que hacerlo, ¡no puedo romperle el corazón de esa manera!— fue lo último que escuché no pude más. Era lo que estaba pensando. Mis amigos me habían defraudado, él me había defraudado. 

¿Y tú, crees en la magia?  𓆩*𓆪 𝐾𝑂𝑂𝐾𝐺𝐼 𓆩*𓆪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora