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Desperté temprano esa mañana. Tenía ganas de quedarme en cama y no ir al colegio, pero simplemente no podía. Además no aguantaría estar allí mientras mis padres me decían que tenía que hacer o si se les ocurría que tengo que ir al psicólogo de nuevo, así que simplemente me vestí y bajé hasta donde ellos estaban.

Mi mamá me sonrió... raro. Tan raro como que Yoongi aprenda algo en clases. Eso me recordó que no había llamado a Taira para avisarle que no podía salir con ella ese día.

Quizás porque me comenzaría a gritar tan fuerte que tendría que apartar el teléfono de mi oído para evitar escuchar. Resoplé molesto y me dirigí al colegio.

Sabía que me esperaba un día igual de largo que la tabla periódica; materia, colegio, estudiar, enseñar; Yoongi. Una cosa llevaba a la otra, en mi caso, todo iba a él. Todo lo que veía.

Una flor, como cuando caminé con él hasta fuera del colegio, estaba todo rodeado de flores. Una piedra, dura, que aparenta no tener nada dentro, al igual que su actitud. Era como un huevo de pascua que por fuera está perfectamente pintado y una vez que lo abres no deja de derramar de todo.

En la entrada divisé a sus amigos haciendo estupideces. El de pelo liso, Jimin, estaba diciéndole a los otros que podía hacer cien sentadillas en menos de treinta segundos, mientras que los otros dos se reían de él y se burlaban de que era demasiado bajo como para hacer eso.

Pasé por la puerta y los miré. Sabía que el moreno, Taehyung, se prendía con agua. Si le hacías ruido te ladraba de inmediato. Y así lo hizo. Yoongi no estaba con ellos.

-¿Qué miras?- me preguntó.

Sus amigos se dieron vuelta respirando agitados como si acabaran de correr una maratón; pero supuse que era la ansiedad que les provocaba tener una pelea. Como cada guerrero que tiene una, la diferencia era que ellos no eran guerreros. Y estaban bastante lejos de serlo. Estaba seguro que aparentaban ser algo que realmente no eran.

-A ti no, definitivamente- le contesté. A él pareció no hacerle nada de gracia porque enseguida se comenzó a quitar la chaqueta.

Yoongi apareció corriendo hacia ellos y me miró frunciendo el ceño en cuanto se fijó en lo que ocurría. Había estado corriendo; porque también respiraba agitado y el pelo lo tenía desordenado, pero lo hacía ver más lindo de lo que ya era. Venga ya, siempre era lindo.

-Calma, Tae- le dijo él- ¿qué ha pasado?

-Este tipo insiste en provocarnos- contestó Hoseok molesto. Jimin, el enano, miraba todo tan pensativo como si de otra cosa se tratara.

-¡Cortenle la cabeza!- gritó el chico enano mirando a todos.- ¡Por narnia!- Todos dirigieron su mirada a él. Simplemente se dirigió a la esquina más cercana y apoyó su cabeza contra la pared; pero sabía que si en cualquier momento escuchaba ruido de pelea se safaría y pelearía.

-No te mato nada más porque está Yoongi presente- dijo Taehyung.

Yoongi lo miró alzando una ceja y luego se acercó a mí para decirme algo que no pude escuchar porque Hoseok lo tomó del brazo y lo dirigió hasta él.

-No te le acerques mucho- me dijo- lo irresistible no se te pegará.

-No lo necesito- me encogí de hombros.

Taehyung se acercó a mí, lo sentía tan cerca que podía escuchar su respiración, yo estaba inmóvil, quería hacer mi mejor esfuerzo para provocarlo, pero nada parecía hacerlo.

-Vamos- le dijo a Yoongi, quien comenzó a caminar mientras Taehyung lo rodeaba del hombro y Hoseok del otro. Jimin seguía quieto allí en su puesto.

Decidí entrar nada más a clases pensando que era normal.

Caminé por el pasillo buscando un lugar estable en el cual hablar por teléfono. Encontré los casilleros vacíos después de que todos estaban dentro y saqué mi celular para comenzar a marcar.

-¿Hola?- la voz de la chica que me traía loco preguntó divertida. Sonreí al escuchar su increíble risa.

-No podré verte hoy - le dije.

-¿Qué?- preguntó confundida- ¿Jungkook?

-Si- le dije yo. Ella se quedó en silencio durante unos segundos.

-¿Es linda?- preguntó. Fruncí el ceño sin entender mucho y ella comprendió mi silencio como si fuera propio- La chica con la que sales.

-No salgo con ninguna chica- le dije- que no seas tu.

-¿Entonces porque cada vez que quiero salir contigo me plantas?

-Porque necesito ser tutor, ¿lo recuerdas?- silencio nuevamente- venga, Taira, te lo compensaré, lo prometo.

-Debiste haber pensado eso antes de querer ser un jodido tutor, Jungkook -respondió ella cortando el teléfono.

Me lo quedé mirando como si ella fuera a salir de él y me fuera a besar, pero nada de eso pasó. Al contrario, me quedé en silencio durante un rato y entré a la sala.

Allí se encontraba Yoongi sentado solo al fondo, pues Jimin no estaba con él. Mientras Hoseok y Taehyung reían de algo que solos ellos entendían, como era de esperar.

La clase no había comenzado ni siquiera hace cinco minutos y ya le tenían la paciencia colmada a la profesora.

Me senté en mi asiento, esta vez no me preguntó por qué había llegado tarde, pero Yoongi hizo su broma y luego de un rato sentí como los papeles entre la pelirroja a mi lado y yo comenzaban a surgir. La chica estaba completamente cansada de todo, le lancé una mirada fulminante a Yoongi y me dirigí atrás con él sin que nadie se diera cuenta, excepto sus amigos.

-Escribe- le dije poniendo su cuaderno y su lápiz sobre la mesa. Yoongi me miró como si yo fuera la persona más descortés del mundo entero.

-Hola, se dice primero- musitó.

-Hola me han dicho tus amigos en la mañana y no creo que necesitemos más, así que ahora agarra tu lápiz y escribe si no quieres llevarte nuevamente todos mis cuadernos y créeme que me sacarías un buen peso de la mochila- lo miré.

Yoongi simplemente resopló molesto y comenzó a escribir. Los seis primeros minutos estuvieron tan bien que yo había quedado encantado con su actuación, aquella farsa de que estaba copiando. Pero al ver su cuaderno comprendí que habían puras líneas; ese chico no tenía concentración.

-Eso no es lo que está anotando la maestra- le dije. Hoseok y Taehyung lo miraban cada dos segundos esperando que hiciera alguna tontería.

-Pero es mejor- me dijo mirándome.

-Pierdes tu tiempo, no mires a Hoseok ni a Taehyung -le comenté notando que su mirada se desviaba- si te sientes aburrido mírame a mí, burlate, pero por favor ¡escribe!

-Está bien- dijo después de unos segundos de pensarlo. Y esa fue la única clase del día que le dirigí la palabra.

El día siguió pasando lento y para cuando salimos Jimin seguía con la cabeza apoyada en la pared tarareando una canción que salía en las crónicas de narnia. Lo miré negando la cabeza mientras sus amigos no dejaban de molestarlo.

Y luego estaba él y su encantadora forma de hacerme suspirar.

¿Y tú, crees en la magia?  𓆩*𓆪 𝐾𝑂𝑂𝐾𝐺𝐼 𓆩*𓆪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora