¿Y tú, crees en la magia? 𓆩*𓆪 𝐾𝑂𝑂𝐾𝐺𝐼 𓆩*𓆪

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Desperté repleto de globos y bebidas, y ni siquiera recordaba cómo era que me había ido a dormir. No sé cómo llegué aquí.

Me asusté por dos segundos pero luego recordé que me encontraba en casa de Taehyung. A medida que los minutos pasaban me di cuenta también de que Jimin podía dormir plácidamente con una zapatilla enterrada en su espalda, de que Hoseok podía dormir colgado del sofá y que alguien le había hecho dibujos en la cara de gatos y no se había dado cuenta y de que Taehyung estaba preparando el desayuno.

Me levanté rápidamente y me dirigí hacía donde estaba.

—¿Dónde se encuentran la señora y el Señor Kim?— le pregunté. Se dio la vuelta y me sonrió.

—Buenos días, amigo mía —me sonrió —han ido a comprar un sillón nuevo... Creo, o han inventado la excusa para que nosotros ordenemos todo solos.

—Bromeas, ¿cierto?— pregunté. Reímos divertidos —¿por qué estamos durmiendo aquí?— me acaricié la cabeza.

—Quizás porque te quedaste dormido en el primer lugar que encontraste... O quizás porque Nam te fue a sacar de tu cama para poder acostarse él y te dejó en el suelo— se encogió de hombros.

—¡Nam! cierto, olvidé que se encontraba aquí

—Prueba —dijo él mientras me daba una cucharada de lo que preparaba. Me eché hacía atrás asustado

—Vamos, no te envenenare o algo, no soy Jimin —insistió.

Suspiré y abrí la boca mientras él ponía el líquido de color rojo en mi boca. Lo saboree y fruncí el ceño.

—Sabe a jugo de frutilla en polvo— le dije.

—Eso lo que es.

—¿De verdad? ¿es lo mejor que puedes cocinar?— pregunté divertido.

Saqué el teléfono de mi bolsillo y lo miré cuando comenzó a sonar.
Dos mensajes. Bom bom bom.
Eso de antemano no sonaba bonito. Suspiré.

Primer mensaje.

"¿Adivina qué? desde mi casa no se ven estrellas. Sabía que estaban avergonzadas porque brillas más fuerte y se escondieron, ¿demasiado cursi? te quiero". Jungkook.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza y de repente sentí que tenía la necesidad de que hubieran mil de esos mensajes en mi celular. Sonreí de oreja a oreja.

Segundo mensaje:

"No puedo dormir, ven a contarme un cuento". Jungkook.

Reí y negué con la cabeza.

Último mensaje:

"Voy saliendo de casa, vístete".

Ahogué un grito. Dios mío, Dios mío, Dios mío. Me miré en el espejo, ni siquiera había podido tomar una ducha y él ya venía en mi búsqueda.

Taehyung vio mi cara de desesperación y frunció el ceño.

—¿Te han amenazado de muerte o algo por el estilo?— bromeó.

—¿Qué hora es?— pregunté.

—Las dos— se encogió de hombros.

Tenía poco tiempo para bañarme, para vestirme, para peinarme, para arreglarme. Que horror, yo era un horror. Un desastre de pies a cabeza.

—¿Eh, te encuentras bien? —me miró.

No, por supuesto que no, ¿por qué seguía allí parado mirando la nada?