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Era un estúpido que había desaprovechado la oportunidad para besarlo, pero me gustó como casi cayó. Se veía algo nervioso, aún más que yo y sus mejillas estaban rojas.

Sonreí para mis adentros pensando en lo lindo que se veía de esa manera y sonrió cuando le dije que confiaba en él. Quizás porque era lo único que necesitaba, que le dieran confianza y le recordaran que no ser perfecto está bien.

Me había alegrado tanto desahogarme con él por el simple hecho de que recibí protección y cariño de su parte a pesar de que quizás ninguno de los dos fuéramos conscientes del tema.

Quería mostrarle lo hermoso que era siendo simple, siendo él cuando no está con sus amigos; cuando no trata de llamar la atención, pero... ¿por que me gustaba?

Durante un rato le estuve haciendo preguntas sobre historia, luego le hice unas cuantas de matemáticas. Ahora estaba leyendo el libro de lenguaje en la sección de debate.

-¿Qué lado te pareció mejor?- le pregunté.

-A favor- contestó él- creo que las personas son absurdas en cuanto al ir en gimnasio en auto para ocupar una bicicleta estática mientras que podrían ir al gimnasio en bicicleta y ocupar otro tipo de implementos.

-¿Cómo cuáles?

-Pesas.. Y esas cosas de gimnasios- rió divertido. Parecía realmente haber puesto atención y me agradaba. Me gustaba el hecho de que quizás, un pobre idiota como yo pudiera tener poder sobre un chico tan fantástico como él.

Miré sus ojos y nuestras miradas se encontraron tan profundamente. No podía dejar de pensar en algo que no fuera él y había desgastado la oportunidad de besarlo. Me sentía como el idiota más inútil de el mundo entero.

-Pesas.. Y esas cosas de gimnasios- le repetí yo- me encanta tu vocabulario- reímos juntos.

-¡Pues gracias!- exclamó divertido.

-Hemos terminado- le dije- es todo, puedes ir a casa.

-Bien.. Hum.. Gracias por enseñarme, Jungkook -fue lo único que dijo mientras guardaba con completa calma sus cosas. Mi teléfono comenzó a sonar y le hice una seña de que me espere durante un rato.

Vi el nombre de Taira en la pantalla.

-¿Hola?- pregunté.

-¡Te odio Jungkook!- exclamó ella- ¡Mis amigos te han visto paseando de la mano con una chica!

-¿Qué? ¿De qué estás hablando?- pregunté confundido. Yoongi me miraba de reojo, pero sabía que estaba escuchando todo.

-¡Nunca más me vuelvas a llamar! ¡te odio! ¡eres un idiota! nunca me gustaste realmente Jungkook, ¡a quien podrías gustarle!- rió sarcástica. Fruncí el ceño confundido, no me dolían realmente sus palabras. Me había dolido lo que me había dicho Yoongi porque él me importaba un poco, pero al disculparse supe que fue un impulso y no lo culpé de nada.

-¿Te puedes calmar por favor? no sabes lo que estás hablando- le dije. Ella comenzó a gritar cada vez más, así que tuve que alejar el aparato de mi oído.

- ... y tengo un novio que me ama, así que no te necesito- cortó. Me quedé con el teléfono allí como si no creyera lo que hubiera escuchado. Era todo, me habían usado como un trapo sucio, solo por dinero, Yoongi tenía razón. El notó preocupación en mi rostro, tristeza, decepción.

-¿Estás bien?- preguntó. Alcé la mirada y esos ojos tan brillantes como siempre me hicieron sonreír un poco.

-Si, estoy bien, gracias- intenté sonreír. Pero Yoongi sabía que era falsa; lo noté por cómo negó con la cabeza.

-No necesitas fingir conmigo, Jungkook, créeme, sé sobre las falsas sonrisas más de lo que se sobre algún otro ramo.

-Pero tu siempre sonríes...- lo miré confundido. Yoongi lo tenía todo, no me podía imaginar que era lo que le podía faltar. Parecía tener una vida tan perfecta como su sonrisa.

-Pero no siempre soy feliz- suspiró- nadie siempre es feliz... Y déjala, no te merece.

-¿Escuchaste?- tragué saliva mientras mis mejillas se tornaban rojas. Él asintió lentamente con la cabeza.

-Personas como ella no valen la pena.

-Gracias... supongo- suspiré.

Yoongi tenía la mochila en el hombro, me quedé allí sentado esperando a que salga y me deje solo, como todo el mundo solía hacerlo. Pero en vez de eso comenzó a guardar mis cuadernos en la mochila en lo que yo lo miraba confundido. Me alcanzó el bolso y me lo pasó.

-Debes tener hambre- dijo finalmente- yo invito, es lo mínimo que puedo hacer después de que gastaste tu tarde entera enseñando a un burro.

-No necesitas tenerme lástima- le sonreí mientras me ponía la mochila al hombro.

-No te tengo lástima Jungkook...

-Ni compasión.

-Tampoco, simplemente quiero invitarte a comer algo, ¿es eso un delito?

-Viniendo de tu parte, lo consideraría- reí- te has puesto rojo como un tomate- me miró fulminante mientras se cubría el rostro con las manos.

-Malvado- me dijo dándose la vuelta.

-Venga ya, te vez lindo, no te cubras- reí. Pareció ponerse más rojo. Comenzó a caminar con las manos en las mejillas mientras me indicaba que lo siguiera.

Lo seguí durante un buen rato, Yoongi caminaba adelante y seguía con el rostro tapado procurando que no vea sus mejillas. Sin embargo ya se le había pasado por completo.

Se sentó en una pequeña mesa en un pequeño café cerca de el centro comercial y me miró.

-Ya no estás rojo, puedes mostrar tu rostro de nuevo- me senté enfrente de él. Negó con la cabeza.

-No te burles de mi, Jungkook- me pidió con pena mientras yo sonreía.

-No me burlo de ti, Yoongi, me parece lindo que te hayas sonrojado, es todo- le dije mientras una señora se acercaba con una pequeña agenda para anotar lo que íbamos a pedir.

-¿Los puedo atender?- preguntó. Miré a Yoongi, quien me hizo seña de que pidiera yo primero.

-Yo quiero un batido de frutas...- le dije.

- ¿Y tu novio?- preguntó la señora. Reí divertido mientras su rubor aumentaba y apoyaba su rostro con la mesa.

-Perdone... - le dije a la señora. Yoongi levantó el rostro- ¿Qué vas a pedir?- le pregunté.

-Un batido de frutas- dijo con vergüenza. La señora rió.

-Espera aquí- le dije a Yoongi mientras seguía a la señora por detrás. Me dirigí hasta la caja, sabía que si no pagaba ahora, Yoongi lo haría después.

Pagué los dos batidos de frutas, y miré hacia afuera. Yoongi se estaba mirando al espejo y se arreglaba un mechón de cabello, lo que era bastante raro en él. Era primera vez que lo veía arreglarse, ¿debería sentirme importante?

Inmediatamente vi mi aspecto en un espejo del local y me arreglé el cabello. Me abroché un poco la camisa y le sonreí al espejo para ver qué era lo que él percibía cuando sonreía.

Cuando Yoongi sonreía, yo solo percibía pequeños pedazos del paraíso.

¿Y tú, crees en la magia?  𓆩*𓆪 𝐾𝑂𝑂𝐾𝐺𝐼 𓆩*𓆪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora