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Me separé inmediatamente de Yoongi en el momento en el que las mariposas me llenaron. Todavía no comprendía lo que había pasado con Taira; pero al estar con Yoongi no me importaba mucho.

- Te llevo a casa- le dije nervioso. Negó con la cabeza mientras se daba la vuelta para caminar.

- Me queda cerca- sonrió- ve a casa, después te asaltan y me siento culpable.

- No me asaltarán- le sonreí- vamos, te llevo a casa..

- No, Jungkook- se dio la vuelta para mirarme- no te molestes, debes estar cansado, ve a casa- sonrió. Venga ya, no me podía resistir a aquella sonrisa. Me dio un beso en la mejilla y desapareció corriendo de allí.

Sonreí como un idiota todo el camino a casa. Siempre era un idiota, pero ahora era un idiota que le gustaba Min Yoongi. Dios, ¿en serio? ¿me gustaba Yoongi?

No me podía negar. No solamente me gustaba; si no que me tenía pensando en él. Antes eso no lo lograba, antes Yoongi era un cero a la izquierda para mi, pero... ¿que hizo que cambie de opinión?

Quizás fue la manera en la que no era como yo lo creí. Probablemente el antiguo Yoongi se hubiera comportado de una manera inútil con sus amigos en la mesa aquella tarde, pero el nuevo mantuvo la compostura, los miró feo y tuve la sensación de que lo hacía porque yo estaba allí, pues antes... ni siquiera le hubiera importado.

Y así esperaba que yo signifique tanto para Yoongi como él significaba para mi.

Entré a mi casa y cerré la puerta detrás mío. La música de Elvis se escuchaba desde la cocina, raro. Hace mucho tiempo que eso no ocurría. Desde el accidente. Para mi mayor sorpresa, mi mamá no estaba y era papá quien cocinaba. Abrí los ojos como dos platos y me senté en una de las sillas tomando un vaso de jugo.

- Hola- sonrió. Alcé la mirada algo asustado, ¿realmente era mi vida? Levanté una ceja sin contestar nada, no quería ser un malcriado, pero todo eso me resultaba realmente raro.- ¿Cómo te ha ido hoy día en el colegio?- nuevamente. Eso había sido peor. Tragué saliva preocupado o quizás no preocupado, sino asombrado, pero de una manera asustadiza.

- Bien- dije sin mucho interés.

- ¿Porque sonríes de esa manera?- preguntó después de un rato. Inmediatamente mis mejillas tomaron un color rojo. El hombre de cabello castaño a quien decían ser igual a mi, dejó lo que cocinaba dentro de un plato; salchichas. Claro, era papá. No podría hacer algo mejor. Me dio un pequeño empujón en el hombro para molestar y esbocé una sonrisa.

Momento padre e hijo hace muchísimo rato; me gustaba.

- ¿No me dirás?- insistió. Lo miré durante un rato y llené mi vaso de jugo nuevamente para no concentrarme mucho en él.

- Me gusta un chico- contesté después de varios segundos. Él se giró divertido y me ofreció una salchicha, negué con la cabeza. El simple hecho de ver a los amigos de Yoongi comer me había dejado satisfecho. Parecían animales.

- ¿Y cual es su nombre?- preguntó mientras se sentaba a comer. Dudé durante unos segundos.

- Yoongi- dije finalmente.

<<¿Y qué hay de Taira?>> preguntó mi cerebro en ese mismo instante, a lo que mi corazón le contestó <<¡Cállate!, ¡a nadie le importa!>>

- ¿Y es bonito?- rió. Esa sonrisa de idiota nuevamente aparecía en mi rostro, mis mejillas me delataban más de lo que mis manos cuando tenía frío y temblaba.

- Es hermoso- suspiré.

- ¿Y él gusta de ti?

- No lo creo- agaché la mirada- hoy he ido a comer con él, pero sus amigos se colaron

- ¿Sus amigos?- preguntó confundido.

- Si, son raros, parecen sus papás, están siempre con él y cada vez que nos ven juntos se entrometen.

- Bien, pero tu sabes que no debes buscar pelea.

- Lo se, papá.

- Bien, así me gusta- sacó otra salchicha, pero esta vez le puso mayonesa por todos lados.

- ¿Dónde está mamá?- le pregunté cuando me levantaba del asiento para irme. Él miró su reloj.

- Debe estar con sus amigas- sonrió. Cada vez salían cosas más raras. Le sonreí intentando no darle importancia y salí de allí.

- ¡Jungkook!- exclamó mi papá antes de que suba las escaleras. Me di la vuelta y volví nuevamente hasta allá sin ánimos. Lo encontré divertido comiendo otra salchicha.

- ¿Venga?- pregunté. Alzó la mirada para confirmar que yo me encontraba allí.

- Te amo, hijo- sonrió. Algo en mi se incendió y una sonrisa aún más grande me avisaba que todo estaba bien, la vida se sentía bien porque yo seguía subiendo.

Le sonreí de vuelta.

- Yo también te amo, papá.

¿Y tú, crees en la magia?  𓆩*𓆪 𝐾𝑂𝑂𝐾𝐺𝐼 𓆩*𓆪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora