1

1.4K 100 17
                                    

Yo le aposté diez mil pesos a que le llegaba a la chica de cabello rojo. Sin embargo, Jimin me apostó doce mil que le llegaba al chico de cabello castaño. Decidí subirle.

-Yo le doy catorce a la de cabello rojo, no te olvides que seré quien tirará el papel- le dije.

La clase estaba en silencio y nuestros murmullos eran lo completamente bajos para que nadie pudiera escucharnos. Él me miró dudoso, no quería subir la oferta. Lo sabía. Era un cobarde. Mi mejor amigo era un completo cobarde.

-Yo le subo quince a que le llega al del cabello castaño, después de todo, siempre fallas -me miró tragando saliva.

Reí con ganas. La profesora se dio la vuelta debido al ruido.

-Señor Min, primera advertencia, usted sabe que a la tercera se va de mi clase -me miró fulminante. Reí un poco más.

-Eso quiere decir que me queda un chip libre- dije con orgullo.

Negó con la cabeza como si fuera el típico adolescente descontrolado y nuevamente comenzó a escribir en el pizarrón. Mis amigos, Hoseok y Taehyung me miraban divertidos.

Yo me sentaba en el fondo, con Jimin. Era miembro del grupo de "los chicos malos". Así nos llamaban. Si tan solo hubieran sabido que Jimin todavía dormía con su manta, que Hoseok tenía mil peluches y que Taehyung alucinaba con ir a Disney World, quizás hubieran cambiado esa opinión sobre mi.

Algunos decían que Jimin vendía drogas. Mentira. Otros, que Hoseok se había acostado con todas las chicas del instituto, Hoseok todavía era virgen. Y la gran mayoría creía en que Taehyung había sido quien había quemado el auto del director hace una semana. La verdad es, que la otra parte creía que lo había hecho yo. Pero no fue ninguno.

Todos nos miraban con terror como si pudiéramos dejar sus rostros llenos de sangre. Me causaba risa que pensaran en aquello.

- Yo le apunto 16 mil al chico de cabello castaño- me dijo Jimin de repente.

Lo miré levantando una ceja. Saqué el papel de mi cuaderno y lo moldee. Bastante práctico.

- Veinte mil a la de cabello rojo.- dije por última vez.

Taehyung y Hoseok miraban mi jugada con los ojos completamente pegados en mi. Me animaban a que tire el papel.

¡Bam! El papel pasó entre medio de la chica de cabello rojo y del chico castaño y le llegó en el trasero a la profesora.

Intenté aguantar la risa, pero no pude. Hoseok era el menos disimulado, sus carcajadas se escuchaban a metros de distancia.

La profesora se dio vuelta con tanta furia que podía ver humo salir de sus orejas como si se tratara de un dibujo animado. Eso hizo que todos rieran aún más.

El Instituto Korean Rights era gobernado por mi: un chico de chaquetas de cuero, polerones de mil pesos, pantalones apretados y las mismas viejas y rotas zapatillas.

-¿No se puede aguantar hasta el recreo para tirar papeles?-me preguntó arqueando una ceja.

-¡Fue un tirazo! -exclamó Hoseok. La profesora lo miró. Se aclaró la garganta -Digo que... Em... Yo... -puso los ojos en su libro- ¿quiere una manzana?

-Silencio, Hoseok, -volvió la vista a mi -es su segunda advertencia, Min. A la tercera saldrá de la sala.

- Si mi querida profesora- le sonreí.

Jimin me miró.

- ¿Vas a relacionar su estado de ánimo con la insatisfacción sexual que su marido le entrega? -pregunté. Lo conocía bastante. Asintió lentamente.

¿Y tú, crees en la magia?  𓆩*𓆪 𝐾𝑂𝑂𝐾𝐺𝐼 𓆩*𓆪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora