Decisiones

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Íbamos al médico en un completo silencio, desde que me había levantado Mew no se había separado de mi lado, era casi como mi sombra, después de hablar con Tul, había decidido ir al médico, por lo mismo íbamos en el auto a ver al galeno de la manada.

Incómodo saqué mi teléfono y llamé a Kao, que al segundo tono me contestó.

-Hola hermoso, ¿cómo estás?, dijo con alegría el vampiro.

-Bien, ¿y tú?, dije sonriendo, al darme cuenta de como había cambiado nuestra relación, me alegraba haber recuperado el vínculo con el único miembro vivo de mi familia.

-Con mucho trabajo, nadie dijo que la paz no entregaría momentos de ocio, dijo suspirando -Por cierto ¿Por qué llamaste?

-Podrías enviar al médico del aquelarre, hasta la manada de Maxiin, dije mordiendo mi labio, un poco inseguro de su reacción -No te preocupes, no estoy enfermo, sólo embarazado.

- ¿Queeee?, dijo en un grito que me obligó, a alejar el teléfono de mi oreja -No lo puedo creer, que alegría pequeño.

-Gracias Kao, dije suspirando, satisfecho por su buena reacción -Quiero que un vampiro me examine.

-Lo mandaré enseguida, dijo con rapidez -Apenas tengas información, ven a verme.

-Iré el fin de semana, dije mirando de reojo a un concentrado Mew -Nos vemos.

Luego de despedirnos llamé a War, para solicitar un médico de los brujos, después de que me diera su aprobación colgué, sumiéndonos en un nuevo silencio, que sólo se rompió cuando mi pareja habló.

-No son necesarios tantos médicos, dijo sin despegar la vista del camino -Es bastante capaz, el que tenemos en nuestra manada.

-No digo lo contrario, pero no soy un lobo Mew, dije afirmando la cabeza en el vidrio -Prefiero que me vean todos.

Sin volver a hablar siguió manejando, aburrido del gélido ambiente prendí la radio y me acosté en el asiento, era obvio que Mew estaba molesto, frustrado y tenso, no me gustaba ser quien ocasionara esa reacción en él, pero no podía hacer nada al respecto, el miedo e incertidumbre se había apoderado de mis huesos como nunca antes y todas mis inseguridades me habían golpeado como una bola de demolición, casi parecía ser de nuevo un crío de 15 años, que buscaba la aceptación del resto.

Cuando llegamos a la manada, pude ver que los médicos nos esperaban en la entrada, era obvio, que no se sentían muy cómodos unos con otros, ya que, si bien teníamos alianzas fuertes y estábamos trabajando en equipo, los más viejos, aún mantenían sus prejuicios arraigados, y eso no cambiaría de la noche a la mañana, al acercarnos a ellos, Mew los saludó a todos y nos hizo ir hasta la enfermería de la manada, cuando entramos el lobo habló.

-Recuéstese en la camilla y dejé al descubierto su vientre, asintiendo hice lo que me pedía, colocó un gel frío y con una paletita empezó a masajear, a los segundos sentí un latido rápido y fuerte -Ese es el corazón del pequeño.

Cerré los ojos y me permití disfrutar del sonido de la vida, de pronto la mano de Mew tomó la mía y cuando lo miré, me di cuenta que sus ojos estaban llenos de lágrimas, era increíble verlo tan emocionado, más cuando tenía toda esa fachada de lobo feroz y rudo.

-Tiene alrededor de 1 mes, dijo con una sonrisa el hombre -Felicidades mi beta, esta manada tiene a su nuevo sucesor.

-Gracias Tay, dijo Mew con suavidad.

Luna de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora