Mío

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-Deberías guardarte para tu mate y dejar tu vida libertina, dijo mi alfa y mejor amigo, sentándose a mi lado y golpeando mi hombro.

-Quizás no encuentre jamás a mi mate, dije con liviandad, si bien era algo que me preocupaba, no lo expresaba abiertamente -Debo disfrutar de la vida.

-No pierdas la fe, dijo suspirando y mirando al horizonte -Por cierto, mañana recibiremos a unos enviados de los vampiros, de seguro por lo de los cadáveres que hemos encontrado en nuestra frontera.

- ¿A que hora?, dije mirando mi reloj, ya que, una de mis parejas esporádicas debería estar por llegar - ¿Debo estar presente?

-Por supuesto, eres mi beta y el encargado de los guerreros de la manada, dijo poniéndose de pie -Creo que te buscan.

Cuando dirigí mi mirada a donde Maxiin apuntaba, vi a un chico de curvas fatales, trasero perfecto y un rostro sensual, con rapidez me puse de pie y me acerqué a él, cuando estaba a unos metros el olor a excitación que desprendía su cuerpo, me hizo rugir de placer, acorté la distancia y lo tomé por las caderas, hundí mi cara en su cuello y dejé pequeñas lamidas, que hicieron que soltara suaves gemidos.

Lo levanté como si no pesara nada y lo insté a que con sus piernas rodeara mis caderas, cuando lo hizo, lo estampé con suavidad en un árbol y aproveché de hacerlo sentir mi gran erección, sin darnos cuenta terminamos follando en el pasto.

-Mew, alguien puede vernos, dijo mientras lo penetraba con rudeza, claramente su boca decía algo, pero su cuerpo estaba muy dispuesto a que lo siguiera embistiendo.

-Pues que lo hagan, dije besando su mejilla, la verdad no podía importarme menos que nos vieran, ninguno de mis hombres se acercaría a interrumpir, eso era seguro, cuando acabamos me acosté a su lado y me puse a ver el cielo, mi cuerpo relajado por el reciente orgasmo disfrutaba de los rayos del sol.

- ¿Puedo quedarme esta noche?, dijo Art abrazándome y colocando su cabeza en mi pecho.

-Claro, dije besando su cabeza - ¿Quieres ir a comer algo?

Él con rapidez se puso de pie y empezó a ordenar su ropa, cuando estuvo listo me puse de pie y coloqué mis pantalones, con lentitud caminé a su lado y nos dirigimos a la mansión, después de comer estuvimos toda la tarde y noche en mi cuarto, disfrutamos de nuestros cuerpos más veces de las recomendadas, pero la vida era así Art y yo éramos pólvora juntos, cuando había dormido sólo unas horas, mi alfa por el vínculo me despertó.

-Es hora de que recibamos a los vampiros, espéranos en el despacho, dijo con rapidez, con flojera me di una ducha rápida y fui al despacho, me coloqué en un rincón y cerré los ojos esperando a que mi alfa y los invitados llegaran, cuando la puerta se abrió, sentí un exquisito olor a fresco, una mescla entre algodón de azúcar y chocolate blanco, me hizo inspirar con más fuerza.

- ¿Es él?, pregunté a mi lobo interno - ¿Ese olor, es de él?

-No lo sé, respondió Scar -Es muy tenue, quizás es sólo perfume.

Cortando la comunicación, me dediqué a escuchar la conversación que estos sujetos tenían con mi alfa, sin evitarlo mi vista recorrió el cuerpo del muchacho, era alto, mucho más que un omega, incluso más que algunos lobos de la manada, era extraño porque los vampiros se caracterizaban por ser delgados y de figuras elegantes, sin embargo, él tenía un físico muy tentador, unas caderas estrechas en las cuales me hubiese gustado colocar mis manos, mientras penetraba su cuerpo, un trasero respingón, muy tentador y una espalda mas ancha que la de una chica, pero más angosta que la de un lobo, dándole un aspecto elegante, pero suave y hasta cierto punto delicado.

Luna de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora