Cautiverio

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Cuando llegamos al lugar donde me tendrían cautivo, el aroma a húmedo me invadió, Lhong con muy poco tacto, me lanzó al duro suelo y sin ganas ni fuerzas para pelear, me arrastré hasta un rincón, esperaba en ese espacio hacerme pequeñito y desaparecer.

A lo lejos, podía sentir el ruido que hacían un gran número de personas, utilizando mi gran oído, pude descubrir que no estaba en sus planes hacer esto, pero como yo me había acercado peligrosamente a la verdad, habían tenido que actuar con rapidez.

Cuando sentí a alguien acercarse, apreté las rodillas contra mi pecho y escondí mi rostro entre las piernas, esta posición era incómoda y me resultaba dolorosa, pero era la mejor para proteger a mi hijo, sin necesidad de abrir los ojos, descubrí que alguien entraba a mi celda y se posicionaba a escasos centímetros de mi cuerpo.

-Que increíble ver, en lo que se convirtió el gran Gulf, dijo una voz suave y malditamente conocida -Ahora sólo eres un cascarón, lastimado y muerto de miedo.

-No puedo creer, que pusieras en riesgo al futuro alfa de tu manada, dije sin mirarlo, sintiendo la garganta seca -Caíste muy bajo por un hombre Art.

-No lo puedo creer, ¿como es posible, que no dejes tu altivez ni siquiera en estas circunstancias?, dijo pateando mis piernas con fuerza -Que divertido será torturarte estos meses.

-Puedes torturar, herir, golpear e incluso humillarme, dije con una seguridad que no sentía -Pero jamás me rebajaras a tu altura.

-Veremos si dices lo mismo mañana, dijo ondeando sus caderas y dejándome solo de nuevo, con suavidad toqué donde su pie había golpeado, con un suspiro me sobé tratando de que menguara un poco el dolor, creo que este sería un largo y difícil tiempo.

Un fuerte sonido me hizo abrir los ojos con susto, mi cuerpo dolía horrores, pero no por los golpes, sino por la postura en la que me había dormido, lo peor que había podido hacer era dormir, ya que, no sabía cuánto tiempo había pasado, eso sumado a la oscuridad de mi celda, me tenía completamente desorientado.

-Es hora de que despiertes, no estás en un hotel, dijo Lhong con un vaso en la mano -Te traje comida.

-Qué triste es tu vida, dije sonriendo mientras estiraba los músculos, tratando de demostrar despreocupación -Pasaste de ser uno de los hombres de confianza de un gran líder, a la marioneta de su amante, luego recuperaste un poco tu dignidad entrenando vampiros en el norte y ahora que te transformaste en un simple mesero, la volviste a perder, debieras darte cuenta, de que First, no te trae nada bueno.

-Eres exasperante, dijo lanzando el vaso a la pared al lado de mi cara, la sangre se esparció por el cemento y tocó el suelo -Pero te juro que, si es necesario a golpes, te quitaré esa cara de autosuficiencia.

-Que mal genio y tacto tienes, dije sonriendo con malicia  -Ahora entiendo, por que sigues soltero.

- ¿Qué crees que sabes de mí?, dijo tirando mi pelo hacia atrás y acercando su rostro al mío.

-Sé lo necesario, dije apretando su brazo con fuerza -Eres un traidor, cobarde y poco hombre.

Cuando iba a retirar su brazo, apreté con más fuerza, hasta que sentí crujir su hueso, sabía que estaba jugando con fuego, pero si flaqueaba sería un blanco fácil para estos imbéciles -No juegues conmigo, recuerda que hace muy poco tuve tu corazón en mis manos.

-Ese desliz no volverá a ocurrir, dijo empujándome con fuerza para liberar su brazo.

-Claro que no, porque la próxima vez lo arrancaré de raíz, dije sobando mi cintura sin que él lo viera.

Luna de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora