Park JiMin, un pequeño chico de mejillas abultadas tenía una misión encomendada por dos de sus hyungs.
Aceptó sin saber en el embrollo en el que se metía y lo único que atinó a decir después de darse cuenta de su error fue:
-YoonGi hyung, creo que e...
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Las calles de Seoul no tenían muchos transeúntes los domingos, por lo que encontrarse con algún conocido era mucho más sencillo que otros días.
Así que cuando JiMin vio aquella cabellera gris entrar a la tienda, no dudó en acercarse en silencio para saludarlo.
—Namie hyung, hola.
—¡Minnie! —el moreno pegó un brinco, llevando una mano a su pecho—. Me asustaste. No te vi.
—Soy pequeño, hyung, no tamaño pitufo. —le aseguró con un puchero.
Namjoon negó con una sonrisa.
—Lo siento. ¿Qué haces aquí?
—Vine con Yoonnie a comprar una guitarra.
—¿Y hyung? —preguntó luego de mirar a todas partes y no encontrarlo.
—Cuando lo dejé discutía con el dueño por el precio, trataba de convencerlo de bajarle diez dólares.
—¿No es demasiado?
—Según él, no. ¿Y usted?
—En la parte trasera del local hay CDs de música, quiero ver si alguno me gusta y comprarlo.
—¿Puedo acompañarlo? YoonGi hyung tardará siglos en volver.
—Seguro.
Ambos caminaron hacia el interior de la tienda, pasando rápidamente por las guitarras e ignorando el debate que se presentaba cerca de la caja.
—... Si le prendo fuego, se echaría a perder, ¿no?... ¡Entonces no es de taaaan excelente calidad! ¡A mí no me venga con cuentos y haga la rebaja!
—Joven...
JiMin observó sorprendido la cantidad de CDs y vinilos que había a su alrededor, estantes completos ordenados alfabéticamente y por estilo musical, algunos de ellos tras pequeñas vitrinas con un aviso que dejaba en claro lo frágiles que podían ser.
Siguió a NamJoon tratando de no perderse y de admirar todo al mismo tiempo.
—Esto es genial, hyung. —murmuró tras unos minutos.
—¿Nunca habías entrado aquí?
El menor negó.
—Me pierdo con facilidad, así que prefiero mantenerme cerca de Yoonnie, y él suele fijarse más en los instrumentos y equipos que en comprar discos.
—Buen punto.
Continuaron recorriendo el lugar en silencio, NamJoon se detenía de vez en cuando a observar la playlist de algún disco y después lo devolvía, esperando a JiMin cuando hacía lo mismo.
Al final del camino tenía dos CDs y un vinilo en sus manos, todos del mismo género.
El menor parecía intrigado.
—¿Ocurre algo?
—¿Por qué eligió solo de música clásica?
—Me gusta —contestó con sencillez—. Ayuda a que me concentre y a que pierda el hilo de lo que hago.
JiMin ladeó la cabeza, confundido.
—Suena raro, lo sé, pero a veces, cuando no puedo avanzar en algo, ya sea componiendo un rap o aprendiendo una nueva materia, la música me distrae y relaja, y después me ayuda a retomar lo que dejé.
—Oh...
Eso podía entenderlo.
Sonrió, anotando una nueva pista en su cabecita.
Justo entonces YoonGi apareció por el pasillo con una sonrisa y guitarra en mano.
—Como dice mi madre, 'el que la sigue, la consigue'.
