Park JiMin, un pequeño chico de mejillas abultadas tenía una misión encomendada por dos de sus hyungs.
Aceptó sin saber en el embrollo en el que se metía y lo único que atinó a decir después de darse cuenta de su error fue:
-YoonGi hyung, creo que e...
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Tres pequeños toques a la puerta y se abrió mostrando a un sonriente JungKook, vestido con un pijama amarillo de conejito a cuerpo completo.
—¡Kookie!
—¡TaeHyung!
Ambos chicos se abrazaron antes de entrar a la casa y observar sus vestimentas.
El rubio también llevaba un pijama completo, sólo que era de un color celeste y tenía una cola y orejas largas, además de una pequeña bolsa en el estómago.
Una mamá cangura.
Se sentaron en un sofá frente a la televisión, con una mesita de centro repleta de bocadillos salados.
—¿Viniste todo el camino así, hyung? —le cuestionó el menor con verdadera curiosidad. El chico canguro asintió frenético, metiéndose un puñado de papitas a la boca— ¿y no te vio nadie?
—Umna jeniora —pronunció a penas. JungKook se rió pasándole un vaso de bebida que fue bien recibido—. Una señora —repitió tras beber un poco y tragar—. Me miró raro y me dijo que estaba muy viejo para vestirme así.
—¿Y qué le dijiste?
—Que no era mi culpa que ella no pudiera ser una mamá canguro, yo soy feliz teniendo a mi bebé. ¿No es cierto, mini-cangurito? —habló jugando con el peluche en el bolsillo delantero del pijama.
—Eres muy raro, hyung.
—Soy diferente —aclaró el mayor sonriendo— y me gusta ser diferente.
A él también le gustaba que fuera así.
Sacudió la cabeza alejando esas ideas de su mente y se levantó del sofá, buscando el control para encender la televisión y ver la película.
—A todo esto —murmuró pensativo mientras accedía a Netflix, ya sentado—, ¿por qué no vino, JiMin-ssi?
—Dijo que tenía cosas que hacer, probablemente bailar. Minnie ama el baile.
—¡Y lo hace de maravilla!
—¡Sí! Pero... —susurró fijando la mirada en él— tú tampoco lo haces nada mal, Kookie, ¡eres casi un profesional!
—C-Claro que no, hyung —el rubor en sus mejillas lo enterneció—. Solo hago lo mismo que ChimChim, nada más. El que lo hace genial eres tú.
Ahora fue su turno de sonrojarse.
—N-No digas eso, yo solo... —no pudo continuar, quedándose en silencio mientras jugaba con el cangurito bebé— ¿D-De verdad crees que bailo bien?
—Por supuesto, hyung.
Tae sonrió ante sus palabras, saltando sobre el menor para atraparlo en un apretado abrazo.
—¡Te quiero, Kookie!
—Y yo a ti, TaeTae.
Se separaron con unas sonrisas y unos sonrojos adornando sus rostros.
—Y bien, ¿qué vamos a ver? —cuestionó el rubio.
—Annabelle 3.
—¿A-Annabelle? ¿Y si mejor eliges otra?
—¿Te asustan las películas de terror? —el mayor asintió levemente, volteando la mirada para ocultar sus mejillas—. Vaya, y yo creí que Jin hyung era el único. —Tae prestó atención a esas palabras.
—¿No le gustan? —JungKook negó con la cabeza—. Oh... ¿Podrías traer algo dulce, por favor? Tanta sal nos va a hartar. —el castaño asintió acostumbrado a sus cambios de conversación, levantándose para ir a la cocina, en lo que él sacó el celular y escribió algo con rapidez.
“Pista Rosa: No le gustan las películas de terror”