Park JiMin, un pequeño chico de mejillas abultadas tenía una misión encomendada por dos de sus hyungs.
Aceptó sin saber en el embrollo en el que se metía y lo único que atinó a decir después de darse cuenta de su error fue:
-YoonGi hyung, creo que e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
JungKook suspiró encantado por los mimos en su cabeza, sus ojitos cerrándose ante tanta calma, acurrucó ambos brazos contra su pecho, y escondió un poco más el rostro en la pierna del mayor.
—Tae, ¿quier-... —JiMin calló cuando le hizo una seña para que guardara silencio— Oh... Parece un bebé.
No pudo evitar sonreír asintiendo, su mano aún dándole suaves caricias al menor.
Estaba sentado en la esquina del sillón, JungKook acostado a lo largo, con la cabeza sobre sus muslos.
Se suponía que verían una película y después se quedarían a dormir en su casa, pero el maknaeno había podido evitar recostarse y disfrutar los mimos del rubio. Extrañamente, se sentía demasiado cómodo con él a pesar de haberlo conocido hace menos de dos meses.
—Es muy lindo... —murmuró TaeHyung desviando su mirada hacia los labios de JungKook, que se había dejado de esconder, girándose hacia su regazo.
JiMin abrió los ojos en grande cuando se inclinó, acercándose peligrosamente al menor.
¡¿Acaso no tenía consideración?!
Y lo más importante.
¡¿Desde cuándo lo quería de esa manera?!
Dio unos pasos atrás antes de que el sonido de un celular lo hiciera saltar en su sitio. TaeHyung se alejó veloz, sus mejillas rojas. En tanto que JungKook abrió sus ojos, molesto. Se levantó bostezando, caminando perezoso hacia su celular. Ignorando la presencia de los otros dos chicos en la casa.
—¿Diga? —respondió con su voz ligeramente ronca. El rubio lo observó en silencio hasta que se cruzó con la mirada acusadora de JiMin. Mierda. Había olvidado que estaba allí. El mayor parecía estar haciéndole todo un interrogatorio, que no estaba dispuesto a contestar así que miró a otro lado, ignorándolo. El peligris abrió su boca indignado, se acercó dispuesto a bombandearlo con preguntas, pero antes de poder formular alguna, JungKook volvió a hablar—. Hyung, no lo escucho nada. —ambos chicos lo miraron curiosos. El menor les sonrió, poniendo el altavoz.
La música a todo volumen, gritos y risas sonando fuerte por los parlantes del móvil, explicándoles más o menos la situación.
—¿Ahí me escuchas bien, Kookie? —oyeron la voz de SeokJin, el ruido disminuyendo de a poco.
—Sí, hyung. ¿Dónde estás?
—Con Channie, me invitó a una fiesta y bueno...
—Entiendo, hyung. ¿Irás a casa?
—Lo dudo, cariño. Pero no te preocupes, te enviaré un mensaje cuando esté a salvo. Tú, disfruta de la pijamada con los chicos.
—Está bien, hyung. Diviértete y cuídate. Te quiero.
—Te quiero, Kookie.
Cortó la llamada, ambos mayores mirándolo aún con curiosidad.
—¿Qué fue eso? —preguntó JiMin.
—Sí, bueno... Jin hyung...
El peligris sonrió escribiendo la siguiente pista.
