Park JiMin, un pequeño chico de mejillas abultadas tenía una misión encomendada por dos de sus hyungs.
Aceptó sin saber en el embrollo en el que se metía y lo único que atinó a decir después de darse cuenta de su error fue:
-YoonGi hyung, creo que e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Su celular sonó sobre el mueble, se removió entre sueños intentado ignorar el molesto sonido que anunciaba una llamada entrante. Enterrando su cabeza aún más en aquel hueco y sintiendo como la superficie bajo él vibraba con un gruñido, recordó en donde estaba.
—JiMin, apaga esa cosa. —murmuró el mayor con sus ojos cerrados.
—Está muy lejos, hyung. Esperemos a que se corte solo.
El sonar se detuvo segundos después. Ambos se acomodaron para volver a dormir, el más bajo enredando sus piernas y abrazando el torso desnudo del pelinegro, mientras que este acariciaba la espalda de su novio sobre él.
Nuevamente, el móvil del menor sonó, causando un segundo gruñido fastidiado de YoonGi.
—Voy a tirar tu celular a la basura. —una suave risa vibró sobre él. Se levantó lo suficiente para tomar el aparato y contestar la llamada, el mayor aprovechó para separarse y darse la vuelta como un gatito molesto.
—¿Diga?
—Hola, Minnie.
—Jin hyung, hola. Buenos... —chequeó la hora—... días, casi tarde.
—Sí. —río—. No te desperté, ¿verdad?
—Nooo, ¿cómo crees? ¡Auch! —JiMin rodó los ojos, ignorando al mayor que se sobaba su brazo.
—No pasa nada, hyung. De igual forma es tarde. ¿Necesita algo?
—No, pequeño, te llamaba para invitarte a comer. Ya sabes, como agradecimiento por las pistas. Sé que no es fácil.
—No tiene porqué, yo solo quiero ayudarlo.
—Yo si acepto la comida. —el peligris no pudo hacer nada cuando su novio le arrebató el móvil de las manos y se lo puso en la oreja—. Espero que nos lleves a comer a un muy buen lugar, Jin. Mínimo a un cinco estrellas por despertarme y por robarme parte del tiempo con Minnie.
—En primer lugar, soy tu hyung; en segundo, me vale haberte despertado, hipersomnio; en tercero, ¡¿quién demonios dijo que estabas invitado?!
—Si va JiMin, voy yo.
—Ugh, está bien. Pero pagas tu propia comida.
—Oh no, no, no, no. Tú vas a-...
—¡Ya, hyung! —ahora fue el turno de YoonGi de quedarse sin hablar—. Lo lamento, Jin hyung, Yoonnie amaneció de mal humor. En fin, ¿en qué estábamos?
—En que vamos a almorzar todos juntos. ¿Tienes algún lugar de preferencia o algún platillo en especial que quieras probar?
—Lo que usted decida está bien, hyung.
—A mi todo me gusta, la comida es deliciosa en todas las formas y combinaciones posibles. Pero tengo ganas de ir al Restaurant Kim, ese que está en el centro.
—De acuerdo, hyung.
—Entonces nos vemos ahí a las dos. Adiós, pequeño, ¡adiós, gruñón!
—¡No soy gruñón! —y cortó—. Ugh, definitivamente no me cae bien.
—Que mentiroso eres, hyungie. Si te cae bien, pero no te gusta que te despierten. —dejó el móvil de lado, sintiendo los brazos del mayor rodear su cintura—. ¿Nos levantamos ya?
