Park JiMin, un pequeño chico de mejillas abultadas tenía una misión encomendada por dos de sus hyungs.
Aceptó sin saber en el embrollo en el que se metía y lo único que atinó a decir después de darse cuenta de su error fue:
-YoonGi hyung, creo que e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era un día soleado, de los pocos que se podían apreciar en invierno, corría un viento suave y algo frío, compensado solo por los débiles rayos de sol que caían sobre la ciudad.
La gente en el parque de diversiones paseaba en familia o con amigos, comentando a qué juego deberían subirse o qué les pareció el anterior, algunos solo conversaban amenamente comiendo algo ligero, y otros más escandalosos, jugueteaban entre ellos por ver quién llegaba primero a un lugar.
El chico de cabello rosa miraba a todas partes, buscando a su cita, sin dejar de apretar la correa de su bolso de RJ, delatando su nerviosismo.
—¡Jin hyung, por aquí! —una voz grave lo hizo pegar un pequeño brinco, volteándose para encontrar a su pareja a unos metros de él, con dos refrescos en sus manos.
Sonrió al divisarlo y caminó rápidamente en su dirección, sintiendo como sus latidos aumentaron y su estómago hormigueó ansioso.
—NamJoonnie, buen día. —lo saludó amable, felicitándose por no tartamudear.
—Buenos días. Me alegra que pudieras venir.
—No es nada. Yo estoy feliz de que me invitaras.
Esta vez quien sonrió fue el moreno, dejando ver sus hoyuelos.
Le ofreció un refresco al mayor.
—Ten, bubble tea de fresa. Espero que te guste.
—No debiste molestarte —dijo bajito, sin embargo, lo aceptó encantado—. Muchas gracias.
—No hay porqué, y no es molestia —le aseguró. Se posicionó a su lado, inclinando la cabeza hacia los juegos—. ¿Vamos?
—Seguro.
Caminaron en silencio, tomándose su tiempo para ver cada atracción y decidir a cuál se subirían después. Honestamente, SeokJin prefería algo suave, la montaña rusa o el barco pirata lo dejarían con un posible ataque cardíaco, estaba seguro. Sin embargo, no sabía que era lo que le gustaba a NamJoon, esa pista no venía en ninguna de las listas que le había dado JiMin, y eran tres.
Hizo un puchero en su interior. ¿Debería preguntárselo directamente? ¿O quizás esperar a ver si escogía algo más tranquilo y guardar silencio? No tenía idea y eso solo lo ponía más nervioso.
¡Tal vez debía comenzar a averiguar los gustos y disgustos de NamJoon por su propia cuenta!
Abrió la boca dispuesto a soltar su pregunta, pero el menor lo interrumpió antes.
—¿Qué clases de juegos te gustan, hyung? ¿Algo extremo o tranquilo?
—¿Qué?... Ah, yo... Bueno... —las palabras se le confundieron sin querer y carraspeó tratando de calmarse—. P-Preferiría algo tranquilo, no soy muy bueno con los movimientos bruscos.
—¡¿De verdad?! —la emoción y alivio en la voz de NamJoon no pasaron desapercibidas por el mayor, que asintió confundido— Yo tampoco soy muy bueno con esas cosas, me marean —le confesó—. Es un alivio, pensé en hacerme el valiente si te gustaban.
