Después de aquel agradable almuerzo, ambos jóvenes trazaron su camino hacia el puerto principal de la isla, Marina Grande, mientras se tomaban de las manos, observando los locales alrededor del puerto. Cómo era de costumbre en esa isla, había turistas a montón. Sin embargo, no fue un problema para ambos, tenían toda una tarde por delante para observar las maravillas que les ofrecía la isla.
— ¿Qué quieres hacer primero, Leone? — preguntó curioso el menor.
— No lo sé — respondió el albino. Leone estaba más distraído mirando a Bruno. No obstante, recordo que había planeado un par de cosas para ese viaje.
Se reprendió mentalmente por ser tan estupido. Pero era inevitable. Abbacchio se embobaba fácilmente cuando se trataba de Buccellati.
— Antes de venir Investigué un poco, hay un guía turístico por aquí — el albino verificó la hora en su teléfono. Estaban a tiempo para el tour de la tarde. Leone apretó la mano del pelinegro y juntos se dirigieron a la pequeña agencia de dicho tour.
Fué Abbacchio quien se encargó de pagar por ambos y asi conenzaron su recorrido guiado por una amable mujer joven que guiaba a un pequeño grupo de turistas.
Para iniciar el recorrido, la joven guió al grupo al centro de la isla, dando explicación sobre su geografía y como fue que Capri se volvió en lo que era actualmente. Posterior a esto, comenzaron a caminar por las pequeñas calles de la isla hacia las zonas donde la naturaleza era más abundante, pasando al costado de la playa de Marina Piccola para trazar su ruta hacia uno de mis lugares más famosos de la isla, Grotta Azzurra.
En el trayecto, Buccellati mantenía su cámara instantánea en una mano para tomar fotografías, mientras que con su otra mano abrazaba el fuerte brazo de su novio, sonriente y divertido.
Los turistas empezaron a dividirse en pequeños botes con remos. Leone tenía la intención de usar un bote solo con Bruno, pero al notar un par de mujeres mayores tratando de encontrar remos livianos, el albino se acercó un poco.
— Disculpe — Leone llamó a una de ellas, ayudándola a levantar el pesado remo — ¿Quieren ir en el mismo bote que yo y mi novio? Puedo remar por ustedes — ofreció el albino. Estaba seguro de que a Bruno no le molestaría.
Buccellati parpadeó sorprendido, y al mismo tiempo sonrió enternecido al mirar la actitud de su pareja al querer ayudar a ambas señoras. Tenía un corazón de oro. Por otro lado, la mujer mayor le respondió con una sonrisa y aceptó, llamando a su compañera para indicarle que subirían al bote con los dos jóvenes.
Para Leone no fue difícil tomar un remo enorme y comenzar a navegar. El albino se amarró sus largos cabellos con una liga en un moño alto y se dispuso a remar. Sumergiendo el remo del lado derecho, luego el izquierdo, con movimientos largos que los hicieron avanzar en linea recta, siguiendo a su guía turístico hasta la preciosa Grotta Azzurra. Abbacchio tenía espalda y brazos bastante fuertes, un par de chicas jovenes en otro bote miraban sorprendidas al albino.
Buccellati miraba maravillado al de ojos ámbar remar, en especial la manera en la cual las venas de sus brazos saltaban al pasar el remo de derecha a izquierda. Sintiendo las mejillas arder, deseando que le abrazara en ese momento con esos fuertes brazos hasta dejarlo sin aliento.
Embobado, tomó su cámara y sin dudarlo tomó una foto del albino con las mejillas coloradas.
— Eres un travieso — se burló juguetonamente una de las señoras que les acompañaban mientras pellizcaba la mejilla del menor. Ocasionando que el pelinegro soltara una suave risita tímida.
Leone miró de reojo a los tripulantes del bote, especialmente a Bruno, mientras continuaba remando, sin saber que Bruno le había tomado una foto. Al encontrarse la mirada de Leone con los preciosos ojos azules de su novio, le sonrió suavemente.
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Rivali d'amore
RomanceAbbacchio_Buccellati & Cøckatiellë AU. En la aclamada academia de deportes acuáticos "Passione", la rivalidad entre dos jovenes promesas de la natación, Bruno Buccellati y Leone Abbacchio, esta a punto de estallar. Bajo ordenes del estricto entren...