Buccellati fue el primero en despertar, abriendo sus ojos con lentitud y pereza, soltando un prolongado bostezo mientras se sentaba en la cama, estirando un poco sus brazos al bostezar. Parpadeó un par de veces, para después observar al albino a su lado, el cual aún seguía profundamente dormido.
Si bien sonrió enternecido, no pudo evitar recordar lo que había sucedido hace apenas algunas horas entre las suaves y cálidas sábanas de la cama. Lo cual ocasionó que sus mejillas se encendieran, visiblemente avergonzado.
Leone, en cambio, se encontraba profundamente dormido. El albino tenía los labios separados, respirando ruidosamente entre sus sueños. Incluso, al sentir la perdida de Bruno entre sus brazos, se movió un poco y abrazó al oso de felpa, apretándolo contra su pecho.
Al observar cómo el mayor abrazaba el oso de peluche, Buccellati no pudo evitar soltar una suave risa. Se acercó un poco a el, tomó uno de sus mechones azabaches para colocarlo detrás de su oreja y depósito un suave beso en su mejilla.
Posterior a esto, se puso de pié y volvió a estirarse un poco más antes de colocarse las pantuflas que Leone le había prestado para dirigirse a la cocina. Quería prepararle el desayuno al de ojos ámbar por todo lo que había hecho por el, era lo mínimo que podía hacer.
Buscó en la alacena ingredientes para darse una idea de qué preparar, pero aparentemente solo había más sopas instantáneas y una que otra fritura. Soltó un suspiro y buscó en el refrigerador, solo había algo de leche, jamón, huevos, jugo de naranja y algunas cervezas. Por un momento comenzó a preguntarse como era que vivía aquel hombre sin casi nada para comer. Así que, más motivado, tomó algunos huevos y el jamón para preparar el desayuno.
Mientras Bruno preparaba el desayuno con amor y dedicación, escaleras arriba Leone seguía profundamente dormido, incluso roncaba un poco mientras apretaba el oso de felpa contra su cuerpo.
El albino se despertó cuando en cierto momento apretó con mas fuerza el osito de peluche... y su cuerpo no sintió la calidez de Bruno.
Desorientado, Leone se irguió de golpe, tallandose los ojos.
— B-B... Brunooooh — bostezó el albino, paseando su mirada por los rincones de la habitación. ¿Donde estaba su Bruno?
Al no verlo ahí, al instante el mayor saltó fuera de su cama. ¿No había sido un sueño, cierto? ¿Había dormido con Bruno, no es así?
Leone comenzó a caminar por su casa, bajando las escaleras a toda prisa. ¿Dónde estaba su bomboncito? No obstante, se detuvo de golpe al sentir el suave olor de la comida cerca del comedor.
"Bruno, ¿¡Bruno!?" se preguntó, caminando hacia la fuente de aquel delicioso aroma.
Una vez que Leone encontró la fuente del aroma, no pudo evitar enternecerse al ver al pelinegro frente a él, aún usando su camisa y... sirviendo el desayuno para ambos.
— Buenos días, amore mio... — suspiró Leone, de pie en la entrada de la cocina, embelesado con lo que veía. Su dulce novio, preparando el desayuno tardío.
Si, su dulce novio... La noche anterior Bruno Buccellati habia aceptado ser su novio.
Al escuchar su voz, Bruno giró un poco para verlo. Apagó la estufa rápidamente y sin dudarlo, caminó hacia Abbcchio para dejar un suave beso en su mejilla y después uno en sus labios al lo ponerse de puntillas
— Buenos días, tesoro — saludó en respuesta el menor.
— Buenos dias, mi bombonsito — saludó Leone con voz perezosa, antes de tomar firmemente las caderas de Bruno y alzarlo, entusiasmado — Mi cochinitooooo — jadeó el adormilado albino, meciendo a Bruno entre sus brazos
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Rivali d'amore
RomanceAbbacchio_Buccellati & Cøckatiellë AU. En la aclamada academia de deportes acuáticos "Passione", la rivalidad entre dos jovenes promesas de la natación, Bruno Buccellati y Leone Abbacchio, esta a punto de estallar. Bajo ordenes del estricto entren...