A la luz de la luna y las estrellas, Leone acariciaba con gentileza la pequeña cintura de Bruno, mientras ambos disfrutaban de la compañía mutua, la preciosa vista de la playa de Capri al anochecer y el relajante sonido de las olas.
Aquel dia fue sumamente significativo para ambos. Y si bien el viaje en bote de Nápoles a Capri no era muy largo, les había tomado toda la tarde debido a la sesión de "entrenamiento" en el mar.
Ahora finalmente se encontraban relajándose. Abbacchio besó con cariño el hombro de Buccellati, delineando con sus dedos la cintura del pelinegro.
— Bruno... — le llamó — Estaba pensando... Marcelo ahora es como nuestro hijo — murmuró, pensando en aquel cangrejito que acababan de adoptar — Creo que... ahora deberías llamarme papi — ronroneó el albino, acercando sus labios a la linda oreja de Bruno.
Al escuchar su nombre salir de los labios contrarios, el pelinegro volteó su mirada hasta que sus ojos se centraron en el contrario. Sin embargo, estos se abrieron grandes al escuchar aquella "petición" por parte de su novio, lo cuál ocasionó que sus mejillas se ruborizaran notablemente.
Ya que por obvias razones, ese término era demasiado indecente.
— ¡Leone! — exclamó el menor en una mezcla de enojo y nervios, alejándose del mayor con su rostro entero enrojecido.
En respuesta, Abbacchio soltó una risa. No era usual que el albino riera abiertamente, sin embargo, esa risa ronca y varonil escapó de sus labios inevitablemente al ver la reacción de Buccellati.
Leone extendió sus brazos, tratando de alcanzar nuevamente la pequeña cintura de Bruno.
— ¿Hm? ¿Leone? Ya te dije que debes llamarme papi — bromeó el de ojos ambar.
Buccellati no sabía que contestar al respecto, el menor se quedó quieto por varios segundos, aún asimilando la petición del mayor realmente avergonzado.
Abrió los ojos aún más grandes al observar como el albino se acercaba a el con intenciones de tomarlo de nuevo, entonces ahí fue donde el ojiazul salió de su pequeño trance y se puso de pie. No lo dudó, más bien no lo pensó y simplemente pateó la arena con su bonita pierna para llenar a su pareja de arena.
— ¡Eres tan...! — exclamó el menor avergonzado — ¡No te llamaré así!
La risa de Leone resonó más fuerte, el albino apenas y alcanzó a cubrirse el rostro de aquel ataque de arena, pues el movimiento que realizó Bruno con su preciosa pierna le dejó hipnotizado.
— ¡Vamos, bombonsito! — continuó molestándole Abbacchio, de lo más divertido al ver a Buccellati asi de avergonzado. El albino volvió a acercarse al instante, en un intento por tomar a Bruno entre sus fuertes brazos.
— ¡No! — exclamó de nuevo el menor con sus mejillas aún más enrojecidas, y sin previo aviso comenzó a correr fuera del alcance del albino — ¡No lo haré! — exclamó de nuevo al correr.
Leone estaba encantado al ver a Bruno lucir asi de avergonzado. No obstante, su reacción de seguirlo fue inmediata. El albino empezó a correr tras Bruno, cual leon cazando a su presa.
— ¡Por favor, galletita! — exclamó el de ojos ámbar, estirando sus brazos mientras corría detrás de Bruno.
El pelinegro volteó su mirada y se percató de que el albino estaba persiguiendolo. Sorprendido, el menor aceleró sus pasos para evitar que esté le atrapará.
— ¡No, No lo haré! — exclamó de nuevo el menor, sin apartar la vista del mayor.
Ya que el menor no prestaba atención por dónde corría y debido a lo densa que comenzó a hacerse la arena al correr, Bruno comenzó a perder el equilibrio mientras corría, lo que ocasionó que tropezara.
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Rivali d'amore
RomanceAbbacchio_Buccellati & Cøckatiellë AU. En la aclamada academia de deportes acuáticos "Passione", la rivalidad entre dos jovenes promesas de la natación, Bruno Buccellati y Leone Abbacchio, esta a punto de estallar. Bajo ordenes del estricto entren...