Capitulo XXXIX: Ven aqui

709 67 37
                                    

Eso es, ven aqui — murmuro suavemente Leone, con sus brazos extendidos.

Desde la orilla de la fosa, Bruno suspiro temblorosamente. El pelinegro se encontraba sentado en la orilla, y habia pasado un buen rato mirando el agua antes de animarse a meter sus pies bajo el agua.

Ven aqui, galletita — le llamo nuevamente el albino, con sus brazos extendidos.

Buccellati le miró aterrado, no quería entrar al agua, sabía que esa piscina era muy profunda.

Pero también recordaba que tenía solo una oportunidad para volver a clasificar para las nacionales, y no debía de derrocharlo por su temor.

Pero... ¿Que tal si no logra? O peor aún, ¿Qué tal si vuelve a ahogarse?

Con tan solo pensarlo, su cuerpo tembló bruscamente y retiró sus piernas del agua para abrazarlas contra su pecho, escondiendo después su rostro entre estas.

¡No! — exclamó atemorizado el ojiazul, con la voz temblorosa.

Galletita... — murmuro el albino al ver tal reaccion, sintiendose sumamente entristecido.

Sin embargo, Leone no demostro su preocupacion al respecto. El albino se acerco despacio a la orilla y posiciono sus manos en las preciosas caderas de Bruno.

Esta bien... esta bien... — dijo suavizando su gruesa voz, frotando con gentileza a Bruno. — Solo... dame un abrazo. Y demos un paseo — ronroneo el mayor.

Abbacchio apreto la preciosa cadera del pelinegro y tiro de el con suavidad, atento a sus expresiones. Muy lenta y suavemente, lo introdujo a la piscina con el, envolviéndolo entre sus brazos al instante.

Eso ocasiono que Buccellati abriera sus ojos grandes y se retorciera asustado al instante.

Aqui, aqui, amore mio — le hablo, tratando de tranquilizarlo — No te voy a soltar. Estoy aqui, amore mio — decia Abbacchio, tratando de calmarlo.

Bruno se sujetó fuerte del albino, colocando ambos brazos alrededor de su cuello y sus piernas alrededor de su cadera, sintiendo como su respiración poco a poco comenzaba a agitarse al ser introducido de nuevo al agua.

L-Leone no quiero... — tartamudeó asustado Buccellati, comenzando a forcejear.

-—Tranquilo, Bruno — trato de calmarle Leone, sosteniendolo con firmeza a pesar de que Bruno forcejeaba. El albino ya se estaba alejando de la orilla lentamente, con sus manos aferradas a la pequeña cintura del pelinegro.

No obstante, Buccellati sentía como su corazón palpitaba con fuerza, recordando lo horrible que se sintió ahogarse, tratando de liberarse de los brazos del mayor con todas sus fuerzas.

Hasta que finalmente lo logró, en un fuerte y rápido movimiento, el ojiazul pudo deshacerse del agarre del de ojos ámbar, cayendo al agua.

Y al caer... Por más que buscaba y buscaba el fondo de la piscina con sus pies, no la pudo encontrar.

Bruno entró en pánico, comenzando a dar rápidas brazadas mientras sus ojos comenzaban a llenarse en lágrimas, comenzando a lloriquear al sentir como comenzaba a hundirse.

¡Ayuda, Ayuda! — exclamó aterrado el menor, hundiéndose más en el agua, sintiendo como está se adentraba a su boca y nariz.

Pero Leone no permitio que Bruno se hundiera mas. Tan pronto como se solto por un descuido suyo, miro asombrado como el pelinegro logro dar un par de brazadas antes de empezar a hundirse. Por segundos, pensó que Bruno lo había logrado. Pero no fue asi...

Rivali d'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora