Imbécil y roto corazón.
A Gilbert le dolía de una manera absurda el corazón, tanto que parecía irreal sentirse de esa forma. Por más que se esforzaba en detener ese dolor en el pecho, dolor que le dificultaba la respiración, algo en su interior se lo impedía, como si solo hubiese espacio para su sufrimiento. Así se mantuvo el ciclo durante toda la mañana.
Él sintiendo en múltiples ocasiones que le faltaba el aire y que podría morir ahogado, para luego calmarse por unos minutos y volver a repetir.
Era un bucle tonto y agotador.
Y no era la primera vez que le rompían el corazón, Anne no fue la primera chica a la que le pareció divertido jugar con sus sentimientos. Antes de ella, existió Winifred Rose.
Pero no podía comparar las situaciones, porque claro, las había conocido en etapas diferentes de su vida y las dos actuaron con él de manera distinta, lo único que tenían en común es que eran dos egoístas que disfrutaron de hacerlo pedazos.
—Vine tan pronto me llamaste, ¿qué sucede?— cuestionó Gilbert, frunciendo el ceño al ver que ella esquivó el beso que él quería darle.— ¿Está todo bien?
La pelirroja solo le indica que tome asiento en el sofá familiar de los Cuthbert.— Tenemos que hablar.
Aunque él quiso añadirle humor a la situación para aligerar el ambiente, no funcionó.— Uh, pero dile a tu cara que no estamos en un funeral.
Ella evitaba verle directo a los ojos, haciendo caso omiso a su chiste.— No puedo seguir con esto.
Él no comprendía a qué se refería.— No te entiendo.
—Ya no quiero seguir viéndote, Gilbert. Me cansé de esta farsa.
¿Farsa? ¿De qué demonios estaba hablando?
—Yo no...
Anne le interrumpe, haciendo contacto visual por primera vez.— Nunca quise acercarme a ti, Gilbert. Nunca estuve interesada en ser tu amiga, solo lo hice porque Christine y Jane me lo impusieron como un reto y ya lo logré, así que, ahora voy a pedirte que te vayas y olvides todo lo que paso, todo fue mentira, ¿bien? Lárgate.
¿Era una clase de pesadilla lo que estaba viviendo? ¿O ella de verdad había fingido todo durante esos meses?
—No lo dices en serio.— fue lo único que pudo decir él, apretando su mandíbula con fuerza.
La gélida mirada que la ojiazul le dirige logra agrietar aún más a su frágil corazón.— Hablo en serio, ya vete.
Él niega, tragándose el nudo en su garganta.— No te creo, yo sé lo que vivimos y tú también lo sabes, no te atrevas a fingir que para ti no significó nada.
¿Por qué le hacía las cosas tan difíciles? Ella necesitaba alejarlo aun cuando lo único que quería era no dejarlo ir.
—¡No me gustas, Gilbert! ¡No me gustas ni como amigo, ni como más que eso! ¡No te quiero en mi vida, solo vete!
Nunca le había dolido tanto que alguien le hablara así
Quizás el traer de vuelta ese recuerdo no era la mejor forma de afrontar su dolor. Debía dejar de pensar en todas las cosas que le recordaran a Anne.
Eso significaba no volver a la playa porque al ver el océano terminaría recordando los ojos azulinos de ella.
Tampoco podía encender la chimenea de su casa porque el fuego le recordaría, no solo la fogata en la que estuvieron juntos el último día de vacaciones, sino también ese sedoso cabello rojizo que ardía más que el mismo sol.

ESTÁS LEYENDO
Losers | Shirbert.
RomanceGilbert y sus amigos han vivido con la etiqueta de perdedores desde que eran niños. La vida les enseño de la peor forma que poco se puede llegar a confiar en las personas. Pero aquel paradigma cambia para él cuando Anne Shirley-Cuthbert aparece en s...