Losers | Shirbert.

2.

Fiesta desastrosa.

La música sonaba a toda potencia por los parlantes, ubicados estratégicamente por toda la casa para que todos disfrutarán de las canciones que se reproducían aleatoriamente.

Josie llega al sofá —donde tres de sus amigos están sentados, alejados de los demás—, sosteniendo algo detrás de su espalda.— Adivinen qué conseguí.

—Jo, soy divina, no adivina.— vocifera Minerva, cruzada de brazos y con sus botas encima de una costosa mesa de cristal.— ¿Qué conseguiste?

La ojiazul les enseña una botella de vodka.

—Genial.— espeta Cole, recibiendo la botella.

Porque claro, así como Moody tenía un amor eterno hacia el cigarrillo, el rubio lo tenía hacía el alcohol. Ruby, por otra parte, la primera vez que se emborrachó salió muy mal y desde entonces no había vuelto a beber.

Hasta esa noche.

—Dame un poco.— musitó la rubia menor, captando la atención de sus dos amigas. El ojiazul no opuso resistencia, sirviéndole un shot.

La joven Gillis se tomó el contenido como si fuese agua.

—Más despacio.— le advirtió la joven Pye.— Si debemos huir, ninguno de nosotros podrá cargarte, así seas una pulga.

—Gilbert podrá.— le respondió Cole, tomando un sorbo directo desde la botella.— Si es que no se desaparece con la amiga de Diana.

Las tres muchachas abrieron los ojos ampliamente, la castaña frunció el ceño en tanto Josie y Ruby se servían otros shots.— Claro, como no lo vi venir antes, por eso quería venir a esta tonta fiesta.

—Aunque me sorprende.— habla la rubia mayor.— Gilbert asocial Blythe hablando con alguien que no sea nosotros.

—Hablando de nosotros, ¿dónde carajos se metió Moody?— cuestiona la joven Ramsey, observando en distintas dirección, esperando ver la cabellera de alguno de sus amigos.

—Relájate, mamá gallina.— masculla Jo, dándole un último sorbo a su vaso.— Quiero bailar, ¿quién baila conmigo?

El joven Mackenzie se levanta del mueble, tomando la mano de su amiga.— Ya que insistes, bailaré contigo.

Min los observa como si les faltara un tornillo.— Pero, no vamos a buscar a...

—Déjanos bailar y luego los buscamos, ¡lo prometo!— grita la bailarina del grupo, adentrándose a la pista de baile con el rubio y dejando con la palabra en la boca a la castaña.

—Bueno, solo quedamos tú y yo, Rubs.— expresa ella, volteando a ver a la mencionada y viendo que se quedó dormida con tan solo dos tragos de vodka.

Con cuidado de no despertarla, recuesta la cabeza de ella en su hombro.— Descansa, pequeña borracha.

...

Las estrellas lucían imponentes y con un gran resplandor en el cielo nocturno, Anne se preguntaba si sería posible llegar a contar la cantidad completa de estrellas que habitan en el cielo.

No le molestaría pasar toda una noche intentándolo.

Lastimosamente, lo dejaría para otra ocasión, puesto que, ahora estaba más interesada en su acompañante que en observar las posibilidades más allá del universo.

El joven Blyhte sentía que el corazón en cualquier momento se le saldría por la boca, huyendo bien lejos de aquella situación.

Anne estaba resultando ser una persona mucho más interesante de lo que llegó a imaginar.