Capítulo 1

87 4 2
                                    




La primera vez que te vi no pensé que llegaría a enamorarme de ti, pero tu manera de hacer que mi mundo se pusiera al revés era casi increíble. Recuerdo ese día cuando nos vimos, te chocaste conmigo y caíste, y con ello, la taza de té de manzanilla que se encontraba en tus manos y que mojó mí camiseta, no sé tú, pero, me pregunto si cuando se despedazó tu taza en el suelo fue con la intención de hacer que nos uniéramos, porque yo lo sentí así.

—No puede ser, discúlpame, no me fijé por donde iba, es que mi madre y yo... ¿sabes? Seguro esa información no te importa, pero sí debes saber que lo siento.

Creo que apenas pudiste procesar tus propias palabras por lo rápido que estas salían de tu boca, tu mirada preocupante llamó mi atención desde el principio, ¿qué te habría pasado para que tuvieras esa mirada tan exhausta y gritando por ayuda?

—N-no tienes que disculparte, quiero decir, sí pero no... ¿quieres mi ayuda?

Ni siquiera sé por qué te pregunté si en el fondo sabía que la necesitabas. Recuerdo que no dijiste nada, y nada más que agaché contigo para ayudarte a recoger los pedazos rotos de tu taza.

—No tienes que hacerlo, no es tu culpa.

—No me molesta ayudarte, al final del día tendré que volver a mi casa para hacer... —hice la imitación de estar pensando por unos dos segundos—, nada.

—¿Tu vida es aburrida? La mía lo es.

Qué bueno que yo estaba ahí para remediarlo ¿no?

—Mmm, no tanto, al menos puedo salir de mí casa, aunque sea a caminar, como ahora.

—En otras palabras, tu vida es aburrida.

Sí, pero tú estabas ahí para alegrar cada día de mi vida, ¿por qué te fuiste?

Cuando nos levantamos para tirar al bote de basura los pedazos de la taza, me quedé admirando tus ojos por un momento, sentí miedo de pensar que ya no te vería otra vez y a tus ojos color miel, claros y cansados, pero hermosos. Me transmitían confianza y sentía que podías ver a través de mí, yo nunca pude hacer eso, descifrar a las personas no era una cosa que se me diera bien, imagínate cuando encontré a la chica que ocultaba sus verdaderos sentimientos a toda costa. Fue como un reto para mí.

—¿No te molesta si paso por aquí de vez en cuando?

—Claro que no me molesta, mi padre dice que tener amigos no me haría nada de malo.

—El mío dice lo mismo.

—Oh, Ya tenemos algo en común, ¿será este el inicio de una hermosa amistad? —dijiste, tratando de sonar divertida.

Aunque estuvieses cansada por dentro, supe identificar que tratabas de sacar una sonrisa ante todo, no es que trataras de ser la persona más simpática y alegre del mundo, pero hacías lo que podías.

—Siendo honesto —fruncí el ceño como cuestionándome mis palabras—, no lo sé, nunca he tenido una larga amistad con alguien, y aunque no parezca posible, nunca he tenido amigos tan cercanos, así que esto puede salir tan bien como mal —rio disimuladamente y batiendo sus pestañas como si intentara comprender algo.

—¿Eres un chico muy tímido y cerrado?

—Y-Yo... creo que sí.

—Entonces nos llevaremos muy bien. —su cabello rizado y castaño oscuro cubría parte de sus mejillas y sus labios formaban una sonrisa de lado.

Por una Taza de Té [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora