Capítulo 5

30 3 6
                                    




Cuando llegué a mi casa, mi madre habló con mi papá porque otra vez, volví a salir y no le dije nada, así que él hizo un intento de tomar cartas en el asunto y hablar conmigo.

—Perdón, ¿sí? Es que... —ya había llegado la hora de revelar algunas cosas— te seré sincero. Pero ¿mamá puede estar aquí?

—Claro —caminó a la sala y la llamó—. Espero que en verdad seas sincero —me advierte él cruzando sus brazos ya cuando estaban los dos ahí. Di una respiración, preparándome para hablar.

—Con esta chica la estoy pasando bien, muy bien, y es la primera vez que siento eso con alguien, y no quiero preocuparlos a cada hora cuando salgo pero, espero que entiendan que esta es la única amiga que he hecho que... me agrada... demasiado, y que cada vez que salgo es para estar con ella porque ella sí me hace querer... salir de mi habitación.

—Wao, no sabíamos que sentías eso, Blee —la grave voz de mi padre llegó a mis oídos y luego me habla mi madre. Mi padre abrió muchos sus ojos, sorprendido.

—Cariño, solamente queremos estar más al tanto de lo que pasa en tu vida.

—Está bien. Lo voy a intentar.

—Y no queremos presionarte, pero habla de lo que te sientas más cómodo. Nos gustaría escucharte más seguido.

—Entiendo —mi teléfono vibraba en mí bolsillo, así que lo tomé para darme cuenta de que era una llamada de Everest, sin pensarlo más de una vez, contesté la llamada y me alejé de mis padres, los cuales sonrieron.

—Everest, que bueno que llamas —sollozos, eso fue lo que me alarmó al instante—. ¿Everest? —de repente subí a mi habitación y me encerré ahí.

Sé que mi vida no es lo más importante en la tuya, pero... —sollozó de nuevo haciendo una larga pausa—, escuchar tu voz, de algún modo calma las cosas.

—¿Quieres contarme qué pasó?

No. Sólo quiero escucharte. Háblame de lo que sea.

Eve me dejaba con mucha intriga por momentos, y la entendía, porque cada cosa que me contaba, era otra cosa que le daba una razón para odiar a la humanidad y desconfiar, y que ella haya tomado esas inseguridades, y las haya puesto a un lado para confiar en mí, me hizo el chico más feliz del mundo. A pesar de que nunca entendí porque me eligió a mí.

—Eh, bueno, una vez subí a una rueda de la fortuna y le vomité a una señora en el pelo, ¿eso te anima? —escuché su risa a través de la pantalla.

respondió sorbiendo su nariz, cuéntame más.

—Mmm, es un dato muy interesante, en realidad. Cuando era un bebé, me caí de los brazos de mi madre porque no paraba de moverme.

Y pensándolo bien, creo que por eso su hijo le salió tan extraño.

¿Qué?

—Sí, yo también reaccioné de la misma manera cuando me enteré. Y es extraño porque antes me agredían en la escuela, y me preguntaban "¿acaso te dejaron caer cuando naciste?" y resultó que sí, así que imagínate cuánto me bajó el ánimo saber que sí me había caído, y la mayoría de mi infancia pensé que todo lo malo que me pasaba resultaba ser porque me había caído cuando tan sólo era un bebé, es... un tanto irónico si lo piensas —no decía nada, la línea se escuchaba vacía, hasta por un momento pensé que le aburrió escucharme y me cerró—. ¿Everest?

Por una Taza de Té [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora