Capítulo diecinueve: Voz.

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Había pasado una noche bastante inquieta. Creo que ni siquiera la noche en la carcel se había comparado a ésta. Y es que los nervios me comían viva por dentra y por fuera.

¡Estaba emocionada! Por fin, después de bastantes angustias había conseguido empleo, no era la gran cosa pero por algo debía de comenzar, ¿O no? La noche la había pasado sonriendo como tonta al techo y es qué, es indescriptible el ver por fin una minuscula victoria en medio de tanta derrota, así como era hermoso el ver que todo comenzaba a tomar forma de felicidad hacía mí.

Aunque el trabajo no se robaba todos mis pensamientos: También había un pensamiento con el nombre de Peter, de Richie y por supuesto uno con el nombre Noah que nunca faltaba en mis oraciones.  Muchas veces me he tentado a preguntarle al señor Depp sobre él, pero sé que es inútil pues sé que no se mantendrá informado debido a la carga de trabajo que lleva... Y aún así, mis pensamientos todavía tenían otra cosa: La cena con Robert. 

No me gustaba salir a cenar, y menos a los restaurantes ostentosos a los que suelen ir los actores como él y el señor Depp, aún recordaba la última vez en mí natal tierra. Había sido un completo desastre... Aunque, se veía que el destino me sonreía y la suerte por fin mostraba que existía para mí. Probablemente también vuelva a existir para no mostrarme tan torpe ante él.

Desperté sintiéndome con ganas de trabajar a pesar de haber dormido sólo cuatro horas por haber fantaseado el resto de la noche. Me levanté y me metí a la fría ducha que tenía, me sequé castañeando los dientes y me puse lo mejor que tenía en mí pobre closet qué no era más que unos pantaloncillos y un lindo abrigo. En un suspiro recogí mí cabello en una coleta simple y me vi en el espejo.

Nunca antes me había detenido a observarme tan fijamente como esa vez. Mis ojos eran de color como los de mí padre, mi rostro no necesitaba maquillaje al igual que el de mí madre, y mí sonrisa... Mí sonrisa era sincera, sintiéndome de pronto por primera vez, feliz de ser yo.

«Estarían orgullosos de ti, Scarlett» Pensé y al instante bajé la mirada, sintiendo una traviesa lágrima escocer mí ojo. A pesar de todo, aún los necesitaba.

Al llegar a los estudios mí confianza flaqueó. El enorme edificio se veía tan imponente y tan grande qué quería devolverme de nuevo a casa y ocultarme entre las sucias mantas que me resguardaban del frío. Pero no, había esperado toda mí vida para eso, no era momento de ser cobarde.

Me interné en los pasillos que había recorrido apenas ayer, sólo que en diferencia, estos estaban medio vacíos. En su lugar de trabajo se encontraba la recepcionista, impecablemente vestida y con una sonrisa en su rostro. Me acerqué a ella, titubeante, debía informarme.

—Buenos días —Saludé. Ella me vio y sonrió aún más amplio—, Disculpe, ¿No sabe donde puedo encontrar al actor Liam Heather? —Pregunté con una voz que denotaba nerviosismo. Ella asintió y con un dedo señaló al acensor.

—Decimo piso, camerino número nueve —Contestó con esa voz que identifiqué parecida a la de los robots. Sonreí y asentí, para después encaminar mis pasos hacía el enorme acensor, qué acudió pronto a mí llamado ya qué era la única que lo solicitaba. Entré en él y con un tembloroso dedo indiqué que debía ir al piso número diez.

Suspiré. Estaba comenzando una nueva vida, llena de emociones, retos, y dificultades. Miré hacía abajo sin deja de estrujarme mis manos. ¿El señor Depp estaría bien allá donde filmaría? Esperaba y sí. Quería viajar como él, pero sabía que para eso primero tenía que hacer lo que fuera que debía por Liam Heather. Y después mis alas estarían listas para volar por si solas, pero eso me daba miedo. Para volar necesitaba confianza en mí, y en aquellos momentos no la sentía.

El pasado jamás se olvida [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora