Comprendí que no había salida. La bodega era un lugar cerrado, y los vidrios por los que entraba una clara luz estaban demasiado arriba como para saltar por ellos, mis hermanos, April y yo.
Estaba sentada en medio del lugar. En una silla de plástico, mis manos estaban atadas al igual que mis piernas. No había nadie ahí, a excepción de Megan y sus matones, pero ella estaba en una de las oficinas hablando calurosamente por teléfono.
Cuando la vi en el aeropuerto, no sé porque me sorprendí. Quizás porque jamás creí que ella fuera mala persona, sino que simplemente, pasaba por un momento difícil en su juventud.Miré a todos lados, en busca de mis hermanos o de April pero ellos no estaban. Cinco minutos después, los vi entrar por la puerta principal. Los jalaban de sus ropas a los tres, lo que me dio coraje.
— ¡Suéltenlos! —grité, pero como era de esperarse, se me ignoró. Detrás de mi familia, había cerca de quince hombres vestidos con traje negro. Calvos y con gafas de sol. Parecían matones, y lo eran, pero yo quería saber quién estaba detrás de todo esto.
Lo supe casi después. Un hombre que jamás en mi vida había visto hizo acto de presencia, supe que él era el señor "E" debido al respeto que demostraban todos a la hora de pasar junto a él. Era menudo, de estatura media, cabello castaño con canas grises, y ojos azules. Muy azules.
—Scarlett... —Susurró mi nombre, mientras avanzaba hacia mí—. ¿Cómo estás? Me disculpo si te dañaron al traerte, pero... Lo nuestro no es la hospitalidad.
— ¿Quién es usted? —interrogué—. ¿Qué quiere de mí? ¿Qué le he hecho?
—Oh, que estúpido soy... Me llamo Edgar Lancaster. Verás... —Estaba tan cerca, que logró colocar una mano en mi hombro—. Soy algo así como un asesino a sueldo. Soy un vil perro que obedece órdenes... No te molestes conmigo, yo ni siquiera te conozco, pero sí alguien me ordena "romper" yo destrozo, si me dicen "comételos" les pongo azúcar o sal al gusto. Y sí me dicen "asesina" yo los quemo vivos, como mínimo.
Lo escuchaba, pero cuando calló sus palabras se borraron de mi memoria. Frente a mí estaba Megan de nuevo, pero estaba abrazada a alguien... Un chico... Lancaster.
—Así qué... El sobrino de la reina de Inglaterra es en realidad el hijo de un loco —murmuré.
—Cállate, tú no sabes nada estúpida —Chilló Megan.
—Tú tampoco —espeté—. ¿Acaso ya sabe tu tío que estás metida en este rollo?
—A él no le concierne, y a ti tampoco.
— ¡Basta! —Edgar se interpuso entre ambas—. Tú cállate, y tú —me señaló—. No eres mi enemiga, pero sí la enemiga de mi ahora jefe... El cual te quiere hablar, después te quemaremos... —Al decir eso, chasqueó los dedos, lo que hizo que varios tipos de negro se me acercaran y me rociaran con botes. El olor me ahogaba, el sabor era amargo. Era gasolina.
— ¡Scar! —gritó Richie.
—No te preocupes —murmuré viendo a Richie, a Pet, y a April.
—A ellos también los quemaremos, pero... —un tipo vestido de negro llevaba un maletín en las manos. Edgar lo tomó y se lo tendió a April—. Aquí tienes tu dinero, gracias por tus servicios, te puedes ir.
Al ver como April aceptaba el dinero, mi boca se abrió formando una "O" Perfecta. No lo podía creer, no podía creerlo.
— ¿April? —Dije, escupiendo gasolina con cada letra—. ¿April porque te pagan?
— ¿No sabías? —Thomas intervino ésta vez—. Ella fue la que trajo a los niños aquí —Sonrió de manera malvada—. Te entregó por menos de un millón.
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El pasado jamás se olvida [#1]
FanficScarlett Blackwood no era una típica joven de su edad: Todas las noches la misma pesadilla funesta sobre el homicidio de sus padres la cubría como un negro manto, y la hacía despertar, para caer bruscamente a una realidad que no estaba segura fuera...