Perseverante y obstinado. Sí, esas eran las palabras que describían a la perfección a Johnny Depp en aquellos momentos. Pasó una semana antes de que llegará a mi pequeño apartamento, tocando apurado y con una sonrisa.
—Le hablé de ti a Tom, y me dijo que el perfil es perfecto... —Se veía tan ilusionado. Tan como un pequeño en Navidad cuando bajo el árbol está el regalo que pidió. Sí así se veía, sólo que un poco más grande y en vez de regalo, oferta de trabajo. Y para mí, no para él.
Le sonreí y le prometí que iría.
Tenía que ir yo sola, ya que él al parecer debía rodar todo ese día y luego partiría de viaje.
— ¿De viaje? —pregunté no pudiendo ocultar un tono de aflicción en mi voz. Él asintió mientras se reclinaba en la pared, se veía como un chico malo que esperaba una oportunidad para hacer una travesura.
—Me voy a europa de nuevo, pero ésta vez con el equipo de producción —respondió.
—Genial. —dije.
Pero no era así.
No era para nada, genial. De hecho era todo lo contrario a eso. El señor Depp se iba una semana entera y me dejaba aquí, sola y a mi suerte. Bueno, quizás dramatizaba la situación pero no quería verme sola.
Sin él, para ser más exacta.
Había sido una semana tranquila. Mi corazón roto se había repuesto rápidamente gracias a la luz eléctrica que había regresado al parecer, después de muchos años de no haber sido encendida en aquel lugar olvidado por Dios. La luz eléctrica me alegró por el simple hecho de que en algunas noches de pesado insomnio había podido iluminar la habitación donde dormía y podía examinar detenidamente.
La primer noche (qué fue dos días después de la entrevista) Me levanté después de mil inútiles intentos de conciliar el sueño. Miré alrededor y sólo estaba el closet desvencijado y cuatro paredes de color blanco con graffiti de colores y palabras obsenas. Ya me había acostumbrado a ellas... Sin embargo había algo anormal... Me sentía observada. Suspiré e intenté calmarme, así qué me levanté y comencé a inspeccionar el closet que jamás había abierto.
Nada, no había nada.
Pero tampoco esperaba encontrar algo.
Suspiré y me crucé de brazos mirando la cama. Observé que no estaba uno de mis zapatos, así qué me arrodillé en el suelo y me aventuré a buscarlo debajo de la cama.
Que horror.
Sí en el closet no había nada, ahí había quizás hasta cadaveres. Estaba lleno de envoltorios de marcas de papas fritas que ya ni existían, latas de cerveza, refrescos aún llenos (mohosos) Latas de atún... Era un verdadero basurero. Y me regañé mentalmente ¿Cómo no había podido limpiar aquel lugar?
Rápidamente fui por la vieja escoba y me puse en acción. De verdad que había conocido cosas inmundas pero el infierno mismo estaba metido bajo esa cama, suspiré negando ligeramente a la vez que me inclinaba sin cesar, barría y para mi suerte ningún bicho o molesto animalito salió de ahí. Cosa rara.
"Se habrán intoxicado con ésto" Pensé, y la verdad que me hubiera gustado haberlo dicho en broma. Pero no era ninguna broma.
Casi al finalizar, cuando mi frente estaba perlada de sudor y mis energías nocturnas estaban casi agotadas, tomé la última capa de basura que había debajo.
Pero no era basura.
Al ver aquello, fruncí el ceño, y detuve toda actividad. Me incliné y tomé la bolsa color azul de plastico. Olía a viejo y polvo, encierro. Saqué de su interior muchas revistas. Tiré la bolsa a un lado y me senté en la cama a verlas. Todas tenían el mismo título "playboy" Y un sonrojo invadió mi rostro al abrir la primer edición. Vaya que el señor Depp tenía muy oculto su pasado.
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El pasado jamás se olvida [#1]
FanfictionScarlett Blackwood no era una típica joven de su edad: Todas las noches la misma pesadilla funesta sobre el homicidio de sus padres la cubría como un negro manto, y la hacía despertar, para caer bruscamente a una realidad que no estaba segura fuera...