Capítulo cuatro: Una increíble oportunidad.

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— Buenas noches —Saludó afablemente Johnny. Al oír su voz, me estremecí y me puse rápidamente de pie de aquél frío césped. Lo miré, y estaba casi segura de que mi mirada salían destellos acuosos.

— Señor, disculpe... yo... —intenté disculparme, mientras bajaba la vista, ante aquella reacción el señor Depp se acerco más a mí. Su voz hacía efecto como un tranquilizador en mí. Tenía una buena dicción.

—Tranquila, señorita, no vengo a reprenderte. —Dijo él. Supongo que mí comportamiento no era muy calmado, así que intenté relajarme. Al hacerlo, noté una sonrisa en su rostro.

— ¿Como te llamas? —Preguntó. Los nervios volvieron a mí ante aquella cuestión.

— Soy Scarlet, señor —Respondí con toda la humildad posible. Él se quedó serio mirándome. Parecía que pensaba bastante en algo, pero negó con la cabeza y luego volvió a verme.

— ¿Te sientes mal, Scarlet? —Una pregunta que me hizo estremecer, ya que salió de donde yo no la esperaba.

—No, no señor —Contesté, intentando alzar la vista, poco a poco.

—Mi hermana no fue... De lo mas amable, que digamos, Y pues...—Carraspeo un poco— Siento mucho lo ocurrido —Se disculpó. Me sorprendí al ver lo amable que era. Me hubiera gustado haberle visto sus ojos miel que cubrían sus anteojos.

— No, no se disculpe, fue torpeza mía, me lo merecía...

— No, no esta bien —Replicó con firmeza y bondad en su voz— Somos seres humanos, cualquiera se puede equivocar —Comentó. Seguía algo impactada, nunca pensé que alguien de tal categoría se interesara asi por los demás— No debió de haberte tratado así.

— Gracias, en verdad agradezco su disculpa —dije algo temblorosa. Me miró y luego suspiró. Sé sentó en el suave césped, mientras que con una seña me indicaba que me sentase con él. Nerviosa accedí.

— A tu edad supongo que estudias... —comentó encendiendo un cigarro.

— No señor.

— ¿Por qué no? —Preguntó algo asombrado. Yo me encogí de hombros.

— Porque, bueno, soy cabeza de familia —Respondí dudosa. Él se asombró aún más.

— ¿Tan pequeña y ya tienes hijos?

— No, no señor, son mis hermanos, los cuido desde pequeños, debido a la ausencia de mis padres —Explico tranquilamente.

— ¡Ya veo! ¿Los abandonaron?.

— No, ellos murieron, cuando apenas tenía doce años —Contesté mientras sentía mi cuerpo más flojo. Aquella charla me hacía un poco bien y mal a la vez.

— Lo siento —Se disculpó él— Pero, que trabajes no es ningún inconveniente a que estudies, si te sabes organizar.

—El problema es que, soy una madre para ellos, me necesitan, y yo los necesito —hablaba como si estuviese con Rosie o Danny, me sentía confiada, el señor Depp escuchaba atento y atonito mis palabras.

—Entonces ¿Piensas trabajar para mí hermana toda tú vida? —Preguntó aspirando humo del cigarrillo, sin tono de reproche o reclamo. Me mordí los labios, dudosa.

— No lo sé —Respondí seria, aquella idea de ser sirvienta toda mí vida, me agobiaba.

— ¿No te gustaría un mejor horizonte? —Preguntaba con aire de determinación. Por primera vez, me digné a verlo fijamente, ante la luz de la gris luna, sus facciones se distinguían tenuemente.

El pasado jamás se olvida [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora